Teatro

La cantante calva

Director: Yllana

5 mayo, 2005 02:00

Interpretes: Yllana. Teatro Alfil. Madrid

Mostraba Ionesco su perplejidad porque una obra que él consideraba trágica, desencadenara en la gente una tempestad de carcajadas. Si Ionesco presenciara esta representación de Yllana, a teatro lleno en contra del fracaso inicial de La cantante calva, y con un público joven torciéndose de risa, no sé qué pensaría; o qué grado alcanzaría su perplejidad. Desde el propio título, inexplicable salvo por una ligerísima frase del texto, hasta la postrera trifulca entre todos los personajes, La cantante calva es puro descoyuntamiento del lenguaje; no sólo por la estructura de la frase, tomada de los diálogos de besugos de los métodos de idiomas; lo es también como testimonio de la esencia incomunicadora de las palabras. éstas, viene a decir Ionesco, no sirven para entenderse, sino para aislarse en la soledad y la incomprensión. La cantante calva es en sí misma parodia de una parodia, disparate sobre un disparate; y el horror de una vida sin fundamentos ni objetivos. Sin debilitar ese horror, el montaje de Yllana añade parodia a esa parodia, comedia a la comedia. Con lo cual, llegamos a una sorprendente radicalización del absurdo de Ionesco.

Yllana recrea esta obra primordial con un profundo respeto al texto, con el sello personal de un realismo estilizado, grotesco a veces y refinadamente gestual, que es el soporte estilístico con que hay que abordar textos tan disparatados. Desde los engolados Señor y señora Smith (Paco Churruca y Paloma Tabasco) hasta los más apocados y domésticos Señor y Señora Martin (Carmen Ruiz y Carlos Cañas), pasando por la espídica sirvienta (Roser Pujol) y el arrogante bombero (David Fernández), todos están perfectos; Hay en su interpretación algo más que eficacia y vis cómica. Hay calidad y un don especialísimo para traspasar la batería.