Mario Gas
No me gusta sentarme en el tendido, prefiero bajar al ruedo
14 julio, 2005 02:00Mario Gas, por Gusi Bejer
Mario Gas nació en Montevideo (1940), donde se encontraban de gira sus padres, el cantante lírico Manuel Blas y su madre, la bailarina Ana Cabré (hermana del torero Mario Cabré). Con estos antecedentes era inevitable que se decantara por el teatro, le hiciera tilín el género musical, que Brecht sea una de sus debilidades y que, de vez en cuando, se anime a actuar. Desde hace un año dirige el Español de Madrid, lo que no le impide estrenar hoy, en el Festival de Mérida, A Electra le sienta bien el luto.
Respuesta: Su conexión con las tragedias del ciclo de los Atridas. O’Neill varía el ángulo y se sumerge en los fantasmas de sus personajes: poder, fundamentalismo justiciero, guerras, psiques atormentadas, reubicaciones a destiempo, deseo, represión, maldad, incesto, etc. Freud, Jung, Strindberg no andan lejos.
P: ¿A Mario le sienta bien el Festival de Mérida? Da la sensación de que es un fijo.
R: Eso parece. No, no soy un fijo. Son ciclos. Apetece actuar en Mérida y Jorge Márquez, su director, propicia sintonías que ampliaremos en el futuro.
P: El circuito de festivales greco-romanos (Mérida, Sagunto, Grec) da ocasión de montar obras poco usuales pero ¿no es una pena que ya, antes de estrenarse, parezcan condenadas a morir al finalizar el verano?
R: Sí. Hay descoordinación y falta de planificación con los circuitos de invierno. ¿A qué o a quién se debe? Pregúntenle al perrito... Sin embargo, yo procuro que mis espectáculos se prorroguen más allá del verano. De momento, lo hemos conseguido.
P: ¿Para cuándo Grandeza y decadencia de la ciudad de Mahagonny de Brecht?
R: Pronto.
P: Ya que estoy ante un experto, explíqueme brevemente el distanciamiento brechtiano.
R: ¡Filstrup! En pocas palabras saldría algo demasiado esquemático. Sus raíces se remontan a Diderot. Aprehender el personaje en su contexto individual y social, explicarlo, mostrarlo con toda la riqueza instrumental posible. Durante años se confundió con la atonía y la frialdad. Falso. Es un código estético e ideológico. Brecht sigue siendo grande.
P: Sus años de juventud los recuerdan en Barcelona por organizar una bulliciosa cla.
R: Fui mucho tiempo al teatro, pagando la minientrada. Lo de bulliciosa es otra cosa. Una protesta a cara descubierta contra un teatro que nos parecía a muchos engañoso. Dejamos de hacerlo cuando se nos atribuían acciones que no nos pertenecían.
P: ¿Cómo funcionaba?
R: La cla convencional funcionaba para aplaudir mutis, actos, arias... según marcaba el "jefe de cla". Para entrar en el teatro le pedías a este señor un asiento en el último piso y tenías que estar pendiente de sus señales para aplaudir. Si hay cla, suena una primera palmada, casi superpuestas el resto, y el público se apunta.
P: ¿Por qué los teatros no tienen hoy cla?
R: Quedó obsoleto. Los artistas ya no subvencionan al jefe de cla. Ni se aplauden mutis.
P: También ha sido crítico. ¿Era muy exigente?
R: Lo intentaba. Pero lo dejé. No me satisfacía entrar en la plaza y sentarme en el tendido a juzgar. Prefiero ejercitar el "gusto" individual y bajar al ruedo.
P: Pertenece a una familia de teatro. ¿Iba de bolos con sus padres?. ¿Cómo era el ambiente que se vivía en casa?
R: Antes de iniciar los estudios, sí, siempre; luego, sólo en periodos vacacionales. Después tuve la suerte de participar como actor, ayudante de luces, dirección, etc. Un ambiente tranquilo, normal. Mi padre era muy familiar. Y mi madre. Toda la familia.
P: ¿Cuándo actuó por primera vez?
R: A los siete años actué en el prólogo hablado de una zarzuela. Parece, según los papeles de entonces, que lo hice bien. Incluso le soplé texto a un actor eminente (Pedro Segura). También en una peli. Luego no seguí de "niño actuante".
P: Le critican que programa el Español como si fuera un festival, en vez de hacer producciones propias y montar una compañía.
R: En un año hemos hecho tres producciones propias: La eterna canción (zarzuela), Romeo y Julieta (infantil) y Romance de lobos (Valle Inclán). Hemos coproducido La hija del aire, Julius Caesar, La meua filla soc jo… Lo de la compañía titular está en estudio. La programación habitual, a lo largo del año, de compañías internacionales es un intento de "normalización", de integración, más allá de la puntualidad festivalera.
P: No tiene exclusividad en el Teatro Español. ¿Aceptaría dirigir para el Centro Dramático Nacional?
R: ¿Por qué no? Cuando el río suena, agua lleva.
P: ¿Suscribiría el manifiesto de varios intelectuales catalanes contra los excesos del nacionalismo?
R: Tantos años de represión del idioma han llevado a situaciones poliédricas. Hay aspectos que me interesan y otros que no tanto. No lo he suscrito, pero algunos de sus firmantes me merecen mucho respeto, otros no.
P: Ser bueno en su oficio ¿exige ver mucho teatro?
R: Un buen director se define por su universo personal y por sus propuestas, no por su grado de consumo. Procuro ver bastantes obras, pero varía según las temporadas.