Julio Bocca. Foto: Antonio Moreno

El día 4 Julio Bocca y su compañía Ballet Argentino inician una gira por España que tiene en el Teatro de la Zarzuela de Madrid su punto de partida. Presentan una nueva creación de su habitual coreógrafa Ana María Stekelman, El Hombre de la Corbata Roja, dentro de un programa que se completa con la elegante Nine Sinatra Song, de Twyla Tharp, y otra obra emblemática del repertorio estadounidense, The River, de Alvin Ailey. La gira le llevará a Málaga (día 14 de noviembre), Bilbao (16-20), Zaragoza (22-23), Oviedo (25)y Alicante (30) para concluir en Pamplona (10-11 de diciembre). Luego, en enero de 2006, volverá al Albéniz de Madrid con nuevo programa y con Tamara Rojo como artista invitada.

A Julio Bocca se le conoce por ser uno de los bailarines más internacionales y también por las iniciativas artísticas y empresariales que realiza en pro de la danza y de los bailarines de su Argentina natal. Esta semana inicia una gira en España con el Ballet Argentino, compañía que ha descrito como su "sueño más caro"y a la que dedica gran parte de su tiempo en combinación con sus compromisos con el American Ballet Theatre. Bocca, cuya fecha de retirada de los escenarios ya está anunciada (el 22 de diciembre de 2007, con cuenta atrás en su página web) asumió la dirección artística del Ballet Argentino en 1997, siete años después de su creación por Lidia Segni, quien la fundó como salida a la creciente cantera de bailarines de su país. Desde entonces la compañía ha girado con gran éxito por el mundo entero con un repertorio internacional donde no faltan los creadores argentinos.

Adaptar Falla al tango
-A la hora de seleccionar el repertorio del Ballet Argentino ¿qué criterios sigue?
-Desde que fundamos la compañía siempre me interesó recurrir a un repertorio ecléctico, que cubriera la mayor cantidad posible de estilos sin descuidar lo puramente clásico. Creo que la carrera de un bailarín es demasiado corta como para circunscribirla a un solo tipo de danza y que se gana mucho con la investigación. Lo mismo vale para mí. No concibo la idea de pasarme la carrera interpretando a príncipes que despiertan a bellas durmientes, o que se enamoran de mujeres que luego se convierten en cisnes. Quiero decir: eso está muy bien, pero hay otras cosas que me interesan dramáticamente. Y, obviamente, entre ellas está el tango y el folklore. Y esta última experiencia de adaptar al ritmo de tango la música bellísima de Manuel de Falla me ha resultado interesantísimo. Creo que además busco no aburrirme de hacer siempre lo mismo.

-Ana María Stekelman ha aportado varias coreografías al repertorio del Ballet Argentino. ¿Qué le atrae de su trabajo
-Ana María es una coreógrafa excepcional, que además interpreta cada una de las necesidades de la compañía y las mías también. Ella entiende perfectamente como funcionamos y en base a la cantidad de integrantes que forman Ballet Argentino puede crear piezas espectaculares o de una intimidad perfecta. El Hombre de la Corbata Roja es un ejemplo excelente. Ella nunca había hecho un ballet con argumento, salvo uno muy corto, y muy bueno, basado en Macbeth. Cuando le dimos el texto de El Hombre de la Corbata Roja, en principio se negó, porque le daba mucho temor que no se entendiera la historia, que por su estructura teatral parecía muy complicada de narrar en danza. Afortunadamente, la convencimos y verdaderamente ha logrado trasladar a la coreografía toda la expresividad y dramatismo de la historia.

-¿Cómo surgió el encargo de El Hombre de la Corbata Roja?
-Fue un encargo de varias universidades y fundaciones norteamericanas, que nos pidieron únicamente que fuera un ballet con argumento. Entonces Elio Marchi tomó la idea de un cuento de Natalia Kohen que habla sobre la obsesión que sintió ante una obra del pintor Antonio Segui y lo convirtió en un argumento lleno de misterio, amor, pasión y romanticismo. Lo estrenamos en la ciudad de Mar del Plata a principios de 2005. Luego lo llevamos de gira por Estados Unidos durante un mes, llegando hasta Alaska. Mas tarde lo representamos en Buenos Aires durante un mes a sala llena y ahora lo estamos girando por Europa.

-Y de Twyla Tharp y de Alvin Ailey ¿Qué es lo que más le interesa?
-De Twyla lo que más me fascina es que sus coreografías pueden parecer sencillas al público, pero en realidad exigen una técnica y una capacidad de entrega absoluta de los bailarines y realmente es un goce poder bailarlas. Si encima se trata de esas hermosas canciones, qué decir. También están generalmente llenas de humor, lo cual me encanta. En cuanto a The River, cualquier compañía quiere tener en su repertorio una coreografía tan emblemática como esa.

-A estas alturas de su trayectoria ¿cuáles son sus retos?
-Los retos son siempre los mismos. Siempre estamos buscando algo más, que nos divierta, que nos obligue a investigar.

-¿Y cuáles son los coreógrafos con quienes le apetece trabajar y con quienes no ha surgido la oportunidad todavía?
-He trabajado hasta ahora con todos los que me he propuesto, tanto famosos como desconocidos y hemos dado oportunidad a muchos para que realizaran su primera coreografía con nuestra compañía.

-¿Qué le aporta el trabajo con el Ballet Argentino en particular?
-Mi trabajo con la compañía, además de cumplir uno de los sueños más importantes de mi vida, me aporta un mejor conocimiento a nivel no solo artístico, sino humano de los bailarines. Una comprensión que de otra manera es muy dificil obtener con objetividad. Uno es uno y los demás son otros. Esto que parece una perogrullada es cierto. Nadie reacciona igual ante lo mismo y artísticamente es un desafío poder conjugar las voluntades de toda una compañía con las de uno mismo.

Bailarines de otros países
-¿Cuántas giras suele realizar la compañía a lo largo del año?
-No paramos un minuto. Hacemos un promedio de 120 funciones anuales y estamos permanentemente viajando. No hay continente que no hayamos visitado

-¿Cómo selecciona a los bailarines y cuánto tiempo suelen quedarse en el elenco?
-Realizamos todos los años audiciones para reemplazar a quienes abandonan por motivos personales (casamientos, embarazos, mudanzas, etc.) o por falta de rendimiento. últimamente estamos abriendo las filas a bailarines de otras nacionalidades. Hasta ahora, quien mas tiempo lleva en la compañía es Cecilia Figaredo, que esta desde los comienzos. Por lo general es una compañía bastante estable.

-En España no hay una compañía de ballet nacional, aunque el país ha producido unos bailarines fuera de serie que están en otros países. ¿Qué opina?
-No me parece correcto opinar sobre las políticas culturales de otros países. Tengo bastante que decir -y no justamente bueno- sobre el mío. En Argentina hay artistas de grandísimo nivel que estan bailando fuera del país o, lo que es peor, vegetando en el Teatro Colón donde actúan cada muerte de obispo, y parece que los obispos viven muchísimos años... Creo que un país que no presta atención a estas cosas debería revisar profundamente sus objetivos.