Teatro

Monti

“Tenemos que quitarle la caspa al circo acumulada durante años de abandono”

23 noviembre, 2006 01:00

Joan Montanyès (Monti). Foto: Sergio Enríquez

El circo estable volverá a Madrid en Navidad si las obras de construcción terminan a tiempo. La inauguración del Teatro Circo Price está previsto para el 27 de diciembre , aunque no contará con programación regular hasta febrero. Su director, Joan Montanyès, conocido bajo las carpas como Monti, ha hablado con El Cultural sobre las características del nuevo escenario, sus intenciones en torno a la programación y sobre el momento actual que vive el circo.

El payaso Monti se enfrenta al más difícil todavía de su vida. A partir de ahora tendrá que aparcar su nariz roja y embutirse el traje de Joan Montanyès para dirigir el nuevo Price, el recinto estable con el que Madrid, y el payaso, esperan recuperar el circo para la ciudad, que no contaba con un espacio así desde el año 1970.

-Empecemos con unas palabras suyas: "Salud, circo y payasos".
-Sí, es una manera de presentarse en vez del "salud, amor y pesetas". La salud es importante, el circo, también, pensado sobre todo como una filosofía de la vida y una manera de entenderla. Y payasos, porque yo soy payaso, me gano la vida con uno de los oficios más bonitos del mundo, un arte milenario en el que conviven todas las artes escénicas. Aunque, desgraciadamente, en España es algo olvidado, el circo es el padre del teatro contemporáneo, algo hecho desde haces siglo, cuando recorrían con sus carromatos los caminos para llegar a los pueblos contando sus hazañas, con los saltimbanquis…

-Juntemos ahora dos de esas palabras, ¿cómo está la salud del circo hoy?
-En España, después de unos años de decadencia, vivimos un momento dulce que tenemos que aprovechar para reconciliarnos con el mundo de la cultura a la que pertenecemos. Tenemos que resituarnos con las gentes de las letras, del teatro, la danza y la pintura, de las que nos hemos desarraigado. No olvidemos que España ha sido y es cuna de grandiosos artistas del circo mundial, aunque en los últimos tiempos hayamos caído en el olvido, en algunos casos por nuestra culpa y en otros porque no hemos encontrado interlocutor válido en la Administración con quien tratar nuestros problemas. Pero el fondo ya lo tocamos y ahora estamos en el momento de la subida, con una situación como la de Madrid que nos va a permitir recuperar nuestro lugar en la sociedad.

-¿Supongo que se refiere al circo estable que usted va a dirigir?
-Y a más. Siempre se dice que Barcelona va por delante de Madrid, pero en el circo no es cierto. En Madrid está Carampa, con las escuelas de circo más completas de España, y las nuevas infraestructuras que nos ponen en el punto de mira de toda Europa.

-¿Qué proyectos tiene para el nuevo circo?
-El nombre es el de Teatro Circo Price, porque estamos en deuda con el Price y con todos los que participaron en él. Por eso queremos darle un homenaje desde el nombre, para recordar lo que supuso durante muchos años. Pero no debemos olvidar que el mejor homenaje que podemos brindarle es hacer un buen circo, que sirva para devolver al circo el prestigio que tuvo con grandes espectáculos, con una propuesta que haga a los españoles decir ¡olé! Y no hacer un circo de la nostalgia.

La escuela española
- ¿Cómo espera conseguirlo?
-Nuestra intención es recuperar la escuela española del circo, redefinir un estilo como marca del país con la aportación de todos los integrantes de este mundo para sacarle la caspa que acumula, quitarle el polvo que se ha posado durante todos estos años de abandono por falta de apoyos y de infraestructuras válidas para adecuarnos al tiempo actual, como ha ocurrido fuera, en Bélgica, Holanda… Aunque no queremos copiar el circo de fuera, el de Francia o el del Circo del Sol que a mí me parece un poco show business, queremos hacer nuestro propio circo, donde tengan cabida éste, el tradicional y el contemporáneo.

-¿Cuál consideraría que es ese nuevo circo español?
-Primero tenemos que sentarnos en una mesa para decir cuál es. Yo me he puesto en contacto con todo el mundo del circo español para que, desde los viejitos que llevan 60 años de trabajo hasta los pedagogos y los de las escuelas como Carampa o agentes, nos reunamos, propongamos ideas, sepamos donde tenemos que ir a beber y reinterpretemos nuestro estilo poniéndolo al día. Eso lo tenemos que hacer entre todos, tenemos capacidad para hacerlo y para hacerlo igual o mejor que fuera. Eso sí, necesitamos tiempo, no se puede hacer en dos días ni cada uno la guerra por su cuenta. A partir de ahí, vamos a hacer de este templo, porque es un auténtico complejo que todos los que vienen de fuera a verlo dicen que es una maravilla, un buen programa de inauguración acompañado de una labor social en el barrio, con los chicos y los mayores, talleres, espacios de experimentación, un archivo del circo español

-¿Están todavía a tiempo?
-No es una tarea fácil, pero yo soy optimista. Hay quien me dice que me voy a comer muchos marrones, pero yo respondo que también me va a dar muchas satisfacciones. Sólo necesitábamos un empujón, un meneíto cariñoso para ponernos al nivel del circo europeo, y nos lo van a dar ahora mismo. Nosotros lo que tenemos que hacer es responder y ser austeros con los presupuestos, administrarlos con criterio y rigor. No nos podemos fundir el dinero en actos protocolarios efímeros, sino en espectáculos exigentes y en sentar las bases que nos permitan reencontrarnos con el público.

Una fábrica de emociones
-¿Qué puede ofrecer el circo de hoy a una persona que tiene casi de todo dentro y fuera de casa?
-El circo es una fábrica de emociones, un recorrido emocional del espectador que va desde la risa hasta el enfado, que le tiene con el corazón encogido cuando un señor está en vilo a nueve metros de altura. Todo eso y más lo puede ver durante una misma tarde en el maravilloso mundo del circo en el que yo sigo creyendo. Además se va a encontrar con un espectáculo que no es una sucesión de números, sino que cuenta con una buena dramaturgia, donde no hay cuarta pared como en el teatro, con el uso no apabullante de las nuevas tecnologías. Es la oportunidad de recuperar la inocencia y volver a ser el niño que todos tenemos dentro, de que salga del circo con una esperanza de la vida. El circo es una escuela de civismo, con su mezcla de personas, razas, lenguas, como decía Juan XXIII: "El mundo tenía que ser un circo donde conviven muchas culturas".

Galletas, grietas y 25 millones

El nuevo recinto de circo estable del Ayuntamiento de Madrid cubrirá el hueco dejado por el cierre y derribo del legendario Circo Price, el que estaba situado en la Plaza del Rey, junto al actual Ministerio de Cultura. El nuevo emplazamiento está en la Ronda de Atocha, 35. Cuenta con una pista circular de 13 metros rodeada por 2.125 localidades edificadas en lo que fue una antigua fábrica de galletas. Su construcción ha durado seis años y ha costado 25 millones de euros. La polémica llegó con la denuncia por unas grietas en unos inmuebles vecinos. Tras largas negociaciones, finalmente el Ayuntamiento se comprometió a reparar los daños.