Image: Hablan los autores de moda

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Teatro

Hablan los autores de moda

El Cultural conversa con Juan Mayorga y José Ramón Fernández

7 febrero, 2008 01:00

Foto: Sergio Enríquez

De los autores que hoy escriben, son los más escenificados. Juan Mayorga tiene en la cartelera madrileña dos obras (La tortuga de Darwin y El gordo y el flaco) y estrena la semana próxima su versión de Rey Lear. Además, José Ramón Fernández repone Un momento dulce, pronto estrenará So happy together y ya prepara la versión de Edipo que dirigirá Jorge Lavelli en Mérida. El Cultural conversó con ellos.

Dos de los autores españoles más prolíficos en la escena nacional y extranjera coinciden estos días en la cartelera de Madrid. Recién llegado de Polonia, Juan Mayorga encabeza la clasificación con obras en el Teatro de La Abadía (La tortuga de Darwin) y en la sala Triángulo (El gordo y el flaco), mientras que la próxima semana el María Guerrero estrenará su adaptación de El rey Lear, dirigida por Gerardo Vera. De José Ramón Fernández, la compañía El Zurdo repondrá el 13 de febrero Un momento dulce. La felicidad en la sala ítaca también de la capital, ciudad a la que llegará más adelante So happy toghether y en donde estará este verano con un nuevo texto histórico en el parque de El Capricho. Además prepara ahora la adaptación de Edipo que dirigirá Jorge Lavelli para el Festival de Mérida y estrenará dos comedias en París. Pero antes empieza la conversación hablando de cómo encuentra los temas que lleva a los escenarios.

"No somos especialmente originales", reconoce Fernández. "Tomamos los temas de aquello que nos choca de la propia realidad, cosas que vemos en la prensa o a nuestro alrededor. Luego está la Historia. Y, no puedo evitarlo, soy filólogo, la revisión de la literatura".

Una foto, origen de una obra. "En mi caso, a veces surge de la imaginación de forma azarosa y en otras ocasiones del deseo de tratar un tema que me lleva a algo concreto para lo que tengo que buscar la forma", explica Mayorga. "La tortuga ... procede directamente de esta foto (muestra un recorte de periódico donde aparece una de las que trajo Darwin de América) que me disparó la imaginación por un personaje que ha sido testigo de la Revolución de Octubre y la "perestroika", las fumatas blancas de 12 papas, ha conocido a 35 presidentes de Estados Unidos. Me pareció un personaje interesante y le busqué forma teatral. La paz perpetua, en cambio, partió de un desafío de Gerardo Vera para que escribiera sobre terrorismo. Tras buscar se me ocurrió un perro que va a una oposición de perros policías".

"Pero es que el caso de Juan es muy interesante porque es capaz de hacer un drama de cualquier cosa, tiene un talento especial, una capacidad increíble para mirar la realidad cotidiana y hacer visible su enfermedad", tercia Fernández. "Además, puede ofrecer tres temas a las compañías para que elijan, luego se sientan juntos y se ponen a hablar, algo que es muy saludable. Yo no soy tan metódico. Yo tengo las ideas en la mochila, en la cabeza, hasta que cuecen".

Mayorga matiza: "El corazón de un espectáculo teatral es una historia tramada en torno a un conflicto, donde pequeñas diferencias se pueden convertir en luchas existenciales, un combate a muerte cuyo desarrollo será el arco del que cuelgue todo lo demás". Y sobre su relación con las compañías para las que crea una obra, explica: "Escribo un texto por puro placer, sin saber adónde va a llegar, incluidos algunos que van a ser entregados a algunos directores. Yo les hablo sobre algo que me gustaría escribir y ellos me dicen que tal obra es la que pueden completar."

Una pieza del engranaje. Su colega de muchos años y batallas, -también de proyectos editoriales como El Astillero- está de acuerdo. Para Fernández, "es muy saludable darse cuenta de que el teatro es una obra colectiva" en la que el director y los intérpretes, entre otros integrantes de un montaje, también son autores. "El texto dramático no es palabra sagrada. Es un material para que otros hagan su propia obra. Yo he tenido la suerte de ver a actores diferentes encarnar el mismo personaje y a cada uno dibujar un personaje distinto. Hasta el punto de preguntarme, ¿eso lo he escrito yo o lo ha improvisado? Las obras siguen evolucionando después de escribirlas".

-¿Incluso con las ocurrencias de algunos directores?
"Yo me ofrezco como autor difunto", continúa el Premio Lope de Vega por Nina. "Pero si lo hago así es porque confío en el director, que es la voz que tiene que tomar las últimas decisiones, y respeto sus trabajos anteriores". A Mayorga, por el contrario, no le gusta eso de ser dramaturgo fallecido ni como metáfora. "El autor fiscalizante es una figura malsana, así como la del autor muerto tampoco es interesante. Prefiero ser un autor vivo perteneciente a un equipo, porque es formidable para el texto y la puesta en escena la crítica y la relación íntima del director con el texto. Es muy bueno que un autor esté con un pie en el mundo teatral, que está en la mejor tradición de nuestro teatro áureo, pero también es importante que sea independiente".

Fernández no comulga del todo con las palabras de Mayorga. Para este año ha decidido tomarse un descanso en el trabajo a pie de escenario para dedicarse a escribir en solitario. "Una cosa peligrosa del teatro español es que se precipita mucho porque mandan los parámetros de producción. Aunque es cierto que si no hay una fecha de estreno las compañías no pueden trabajar, hay que resistirse al agobio de acabar una obra en un plazo determinado".

Metidos en los problemas de los autores, Fernández identifica otros: "Hay determinadas fórmulas que no te puedes permitir (para estrenar una obra): Una obra no tiene permiso para ser triste -sí puede ser seria y grave- ni para pasar de las dos horas, debe tener cinco personajes como máximo, ni pasar de 14.000 palabras. Eso te obliga a dejarte cosas. Pero, bueno, en las dificultades encuentras las soluciones, que es lo divertido. Nuestra responsabilidad es hacer lo que nos dé la gana, ser libres, aunque conociendo las consecuencias de tus opciones. Otra posibilidad es el pacto con el sistema".

Mayorga disiente: "Hay que producir textos que desestabilicen el teatro. Si yo hubiera pensado en el sistema teatral español, nunca hubiera escrito Himmelweg. Con menos personajes, sin un parlamento inicial de 20 minutos, hubiera sido más fácil para el público. Pues se han hecho en España dos montajes profesionales, tres universitarios, uno en un pueblo y otro en un instituto, además de versiones en Londres, Irlanda, París, Argentina y Noruega en muy poco tiempo. Es una exageración, pero yo he dicho en ocasiones que también hay que escribir alguna vez para los directores, actores y escenógrafos que aún no han nacido. Es mejor desafiar al espectador a escribir de forma conservadora. Yo no hablaría de pacto, sino de negociación".

Originalidad, tiempo y espacios
-¿Y qué echan de menos en la escena española?
-Mayorga: Una escritura original que consiga un teatro completamente actual a la vez que intemporal. Espacios, como en Inglaterra y Francia, que desafíen a los autores para que sus obras no sean la réplica de lo que sale en los periódicos..
-J. R. Fernández: Que las obras puedan reposar y madurar en los escenarios. La mirada de los jóvenes autores y la de los mayores. Gente como Paco Becerra o en el otro lado Alonso de Santos, Fermín Cabal, Sirera, a los que parece que la máquina del tiempo se los ha comido.
Mayorga: Sí. Y Amestoy, Sanchis…Y entre los jóvenes, además de Becerra, José Manuel Mora, Marco Canale, Antonio Rojano.