Image: Javier Daulte

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Teatro

Javier Daulte

“El teatro es necesariamente innecesario”

15 mayo, 2008 02:00

Javier Daulte. Foto: Sergio Enríquez

El autor y director argentino Javier Daulte estrena hoy en el Valle Inclán de Madrid Nunca estuviste tan adorable, una comedia entrañable sobre la historia de su familia. Está protagonizada por un elenco de actores catalanes -Lurdes Barba, Francesc Lucchetti, Rubén Ametllé, Albet Ausellé, Carmen Poll, Mireia Sanmartín- con la excepción de Anabel Alonso.

Nunca estuviste tan adorable fue estrenada en Argentina por Javier Daulte en 2004 y, según dice, es uno de los trabajos que más satisfacción le ha producido. "De todas mis obras, es la que más claramente transcurre en la Argentina y, precisamente por eso, pensaba que era la menos trasladable a otros lugares. Tampoco imaginé que el público de Buenos Aires se íba a identificar tanto con la historia de mi familia, que es la que se cuenta en esta obra y que no es precisamente la de una típica familia argentina. Igualmente ocurre con los españoles que la han visto, y que sorprendentemente también encuentras elementos cercanos a ellos".

Daulte esgrime varias razones para explicar por qué volver a dirigirla. "Es una obra de siete personajes, con un gran despliegue de vestuario, un texto complejo de leer, de montar y de interpretar..." para acabar reconociendo que la verdadera razón es simple: "el deseo de volver a hacerla".

Con la excepción de algunos localismos argentinos, el autor ha respetado el texto original y el lugar donde transcurre. Según explica, "la obra trata la historia de una familia, la mía, contada a través del paso del tiempo. Todos nosotros somos fruto de una sucesión de historias de amor, algunas buenas, otras desafortunadas... Yo encontré en la familia de mi madre, sobre todo en mi abuela Blanca, de origen español, un personaje fascinante, de película".

Pero su intención no fue documentar una biografía familiar en forma de teatro, o escribir una obra de época o una obra histórica. Necesitaba encontrar un procedimiento de trabajo novedoso que le llevó a jugar con el tiempo, o los tiempos, del relato y de la representación. "Fue cuando me planteé contar la historia a través de mis recuerdos infantiles escuchados, porque cualquier historia contada a través del tiempo se convierte en una historia épica". De esta forma la obra se estructura en dos partes, una primera ambientada en los años 50 en la que el autor desarrolla su prehistoria; y una segunda, en la que el relato sufre un salto temporal hasta los años 70.

Daulte es una rara avis en el paisaje escénico de Barcelona. Sin pedigree catalán dirige un teatro, la sala Villarroel, y, además, es uno de los pocos autores que escribiendo originalmente en castellano, estrena allí con asiduidad; eso sí, la mayoría de la veces traducido al catalán.

Director de la Villarroel
Fue hace dos temporadas cuando la empresa Focus contrató a este célebre autor y director de Buenos Aires con el fin de que convirtiera la mítica Villarroel en un espacio dedicado a la dramaturgia contemporánea. Daulte pertenece a la generación de dramaturgos argentinos nacidos en la década de los 60 que, como Rafael Spregelburg o Alejandro Tantanian, han contribuido a renovar la escena rioplantense. Hace más de un lustro aterrizó en Madrid, para el estreno de su obra Criminal, que Guillermo Heras dirigió en la Mirador. Poco después se vio en el Festival de Otoño La escala humana, un divertido y audaz drama familiar en clave policíaca escrito a seis manos con Spregelburg y Tantanian.

Sin embargo, fue a partir de su presencia en el extinguido Festival de Teatro de Sitges cuando captó la atención de artistas y productores teatrales de Barcelona; desde entonces ha estrenado allí con asiduidad. "Barcelona me ha acogido muy bien, aunque yo creo que una de las claves que ha hecho que me quedara fue que el primer montaje que hice allí lo armé en catalán", explica el director. Se refiere a 4D óptico, estrenado en 2003 en el Lliure. "No lo hice por conveniencia política, sino por razones puramente artísticas y teatrales". Cuando ensayaba la obra, "inicialmente escrita en argentino, que es un castellano distinto al de aquí", explica el director, "los actores no me convencían, tenían dificultades. Se me ocurrió preguntarles cuál era su lengua materna. Todos, menos uno, respondieron que el catalán y decidí ensayarla en catalán. Este hecho creo que fue muy bien bienvenido".

Desde entonces Daulte ha estrenado en catalán ¿Estás ahí?, Automáticos, la adaptación de Intimitat (de Kureishi), La felicidad y Cómo es posible que te quiera tanto, escritas originalmente en "castellano argentino" y traducidas al catalán para su estreno. Este último trabajo es la excepción, ya que se estrena en Madrid como coproducción del Centro Dramático Nacional, la Villarroel y el Festival Grec de Barcelona.

10 ideas de Daulte sobre el teatro

- El teatro no puede cambiar la realidad, el teatro es realidad. El teatro es celebración y eso es más significativo que lo que en él se cuenta.

- El teatro es necesariamente innecesario. Esta idea tiene un fondo muy político: todo lo que declaramos necesario acaba siendo regulado y controlado por los Gobiernos. Para que el teatro siga siendo una disciplina libre es necesario que no sea controlado, o sea, censurado.

- El teatro es, por defecto, inofensivo y optimista. Su existencia es una muestra de su optimismo. Cuando pasa a ser ofensivo, deja de ser teatro.

- El teatro es un acto de celebración.

- Los mayores enemigos del teatro son la solemnidad y la frivolidad. Lo opuesto es un teatro lúdico y comprometido.

- El teatro no intenta decir, sino que dice. El teatro no es un medio de comunicación, sino una realidad que expone una verdad, su verdad.

- El teatro no debe transmitir ideas, sino inventarlas. El teatro produce sus propias verdades, que siguen una lógica y que cuando están bien construidas, nos las creemos.

- El teatro no es importante. Es un juego reglado, para pasáselo bien, en sus múltiples maneras. Un artificio con el que podemos comprometernos.

- Al teatro solo le interesa el teatro. El teatro no traspasa las barreras del teatro. Cuando veo Glegarry Glen Ros, de Mamet, no salgo del teatro queriendo ser un agente inmobliario.

- El teatro es, ante todo, un juego reglado, en el que el argumento disimula el juego.