Image: Urtain, leyenda de un héroe caído

Image: Urtain, leyenda de un héroe caído

Teatro

Urtain, leyenda de un héroe caído

Animalario estrena una obra sobre el boxeador español

18 septiembre, 2008 02:00

El actor Roberto Álamo en la obra. Foto: Alberto Nevado

La España de 1970 sube a a escena con Urtain. La obra, cuyo estreno oficial se celebra el 25 de septiembre en el Valle-Inclán de Madrid, es una coproducción entre el Centro Dramático Nacional y Animalario. Una pieza, original de Juan Cavestany, en la que se rememora la historia del boxeador, una historia sin épica ni heroicidades.

Ocho años de viaje llegan a su fin. La búsqueda que Juan Cavestany emprendió en 2000 cuando un productor le encargó un guión para una película sobre el boxeador más famoso del final del franquismo concluye ahora en un ring. Pero no entre las doce cuerdas de rigor levantadas en un estudio cinematográfico, sino en las que sirven de escenario para Urtain, la obra de teatro que indaga sobre la vida y muerte de un personaje que marcó una época.

La obra comienza por el final. Urtain, el boxeador que paralizaba España con sus combates, se lanza al vacío cuatro días antes de que comiencen los Juegos Olímpicos de Barcelona, justo cuando el país va a presentar ante todo el mundo la cara moderna que le aleja definitivamente del pasado. A partir de ahí el montaje emprende una marcha atrás que llega hasta Cestona, el pueblo donde nació el "Morrosko", para saber por qué se suicidó. Pero no lo hace, como tantas películas o novelas, con alguien que investigue en su pasado, sino mediante "doce asaltos" como doce escenas sin acotaciones por donde desfilan combates, juergas y otras peripecias que permitan a los espectadores sacar sus propias conclusiones de alguien que, avisa Cavestany, "no es un simple al que engañan todos". "No queríamos contar la historia de un juguete roto", puntualiza el autor. "No lo queremos como una víctima del franquismo o de unos explotadores, aunque eso también sea cierto". Al contrario, el Urtain con el que se han encontrado el autor y la compañía es "una persona que sabe lo que está haciendo, que había huido de Cestona -un pueblo casi primitivo, cerrado, con esa violencia maldita del País Vasco- y se había marchado a Madrid para triunfar, follar y hacerse rico".

Las tres cosas las consiguió en abundancia. Urtain se convirtió en un fenómeno social al que todo el mundo quería conocer. "Fue uno de los primeros famosos, ahora sería un personaje fijo de Aquí hay tomate", dice el autor de un boxeador "que prefería vivir de noche" a machacarse en el gimnasio. Aunque tampoco lo necesitaba mucho porque los rivales que le ponían enfrente no eran de mucha entidad. Más bien eran boxeadores de poca monta que servían para engrandecer la leyenda del "Rey del K.O.", al que le bastaba un golpe demoledor para acabar con sus adversarios.

Mito de forzudo
Esa leyenda le persiguió durante su trayectoria. Y es también la responsable de que, casi 40 años después, "no pueda encontrarse heroicidad ni épica en su carrera, con la excepción del combate contra Jörgen Blin", donde revalidó su título de campeón de Europa de los pesos pesados. Pero eso no consiguió dejar atrás el mito del forzudo que, supuestamente, era capaz de matar vacas de un puñetazo o cuyo padre aguantaba sin inmutarse el salto sobre su tripa de varias personas desde la barra de un bar para ganar una apuesta tabernaria.

Algunas de esas escenas, que Cavestany no sabe todavía si son reales o legendarias, aparecen en la obra. Todas remiten a una "una época sórdida y triste que puede entreverse en las crónicas periodísticas". Urtain se vale de personajes de entonces, como Pedro Carrasco y José María García, para intentar ir más allá de una fiesta concreta y mostrar la sociedad de entonces. De sacarlo a la luz se encarga un reparto encabezado por Roberto álamo, en el papel del boxeador suicida, y otros siete actores que se multiplican entre las doce cuerdas.