Image: Un Moratín de carcajada

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Teatro

Un Moratín de carcajada

Segunda incursión del Clásico en el teatro del XVIII

11 diciembre, 2008 01:00

Escena de 'La comedia nueva' de Moratín. Foto: Chicho

'La comedia nueva' es, con 'El sí de las niñas', la obra más famosa de Moratín. Dirigida por Ernesto Caballero para la Compañía Nacional de Teatro Clásico, su puesta en escena muestra un Moratín desconocido por divertido.

Uno de los últimos espectáculos más celebrados del dramaturgo y director madrileño Ernesto Caballero fue Sainetes, delicioso collage de varias piezas breves de Ramón de la Cruz con el que la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) abrió por primera vez su repertorio al teatro español del XVIII. La Compañía entendía que había que remediar el maltrato que ha sufrido el teatro de la centuria ilustrada, siglo considerado como una "era muerta" teatralmente hablando, a pesar de lo mucho que se escribió y de los avances tecnológicos que los teatros experimentaron. Ahora Eduardo Vasco, director de la CNTC, esgrime que "es una tarea necesaria incluir a Moratín en nuestro repertorio" porque si bien su obra más conocida, El sí de las niñas, ha venido siendo representada, "la más aclamada por profesionales y amantes del XVIII, La comedia nueva o El café (1792), ha tenido una vida escénica escasa".

Con este encargo, Caballero ha tenido ocasión de profundizar en el teatro de la época. "La comedia nueva es el reverso de la moneda de Sainetes", ha explicado el director, porque si Ramón de la Cruz representa el teatro popular de entonces, Moratín el de la comedia neoclásica, sin público que la arropara y con el propósito de poner en ridículo "los vicios y errores comunes en la sociedad y recomendadas la verdad y la virtud", según escribió Moratín.

Huir del didactismo. A pesar del sentido pedagógico que guiaba al autor, el montaje de Caballero desvela a un Moratín poco conocido, alejado del didactismo y los buenos propósitos ilustrados, que opta por la vía de la sátira alegre y divertida, con "tour de force" final. Se ha dicho que La comedia nueva es una "crítica teatral satirizada". En ella el autor vertió todo su "resentimiento" (Valbuena Prat) o toda su "fina inteligencia crítica" (Ruíz Ramón) para atacar el teatro que triunfaba en los escenarios, las llamadas comedias heroicas o dramas de batallas, cuyo autor más destacado era Comella. Eran estos seriales escénicos en torno a héroes históricos que permitían reproducir en el escenario y en el patio de butacas batallas y lances con gran verosimilitud, algo de lo que precisamente carecían los argumentos. Contra este tipo de obras satiriza Moratín en La comedia nueva, donde presenta a un autor, Don Eleuterio (interpretado por Jorge Martín), que espera en un café el éxito de la obra que ha estrenado en el teatro del al lado. (Eleuterio es un trasunto del autor Comella, quien intentó que fuera censurada y su autor, castigado).

La acción transcurre en el tiempo que tarda en representarse la obra de Eleuterio, y que coincide con la propia representación de la obra moratiniana. Congregados en este espacio hay una serie de personajes que acompañan a Eleuterio, como el "erudito a la violeta" Hermógenes (Vicente Colomar), o un "alter ego" de Moratín, Don Pedro (José Luis Esteban).

Para situar al espectador de hoy acerca de las circunstancias en las que se estrenó La comedia nueva, Caballero ha incorporado al texto un fragmento de La destrucción de Sagunto, de Gaspar Zavala y Zamora, un dramón de aquellos que tanto irritaban a los ilustrados. Igualmente, ha añadido unos versos de Moratín sobre la poesía dramática y un bando de 1790. Salvo esta excepciones, "la intervención en el texto ha sido mínima, aunque su enfoque desde la interpretación de los actores se ha alejado de una literalidad que, sobre todo al final de la obra, nos hubiera conducido a un ingenuo didactismo de escasa teatralidad".

Su intención ha sido huir de esquemáticas y desconsideradas actualizaciones, así como de una reverencial propuesta arqueológica. "Hemos llevado a cabo una crítica radical de una obra emblemática a través de la práctica escénica, mantenido un diálogo con el pasado que nos ha llevado a interrogarnos sobre distintos aspectos del ideario ilustrado", y preguntarnos "adónde condujeron finalmente todos estos sueños de la razón", añade Caballero.