Image: El honor de Joaquín Notario

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Teatro

El honor de Joaquín Notario

Protagoniza El alcalde de Zalamea que llega a Madrid

24 septiembre, 2010 02:00

Notario como Alcalde de Zalamea

A sus 52 años Joaquín Notario ve cumplido su sueño de protagonizar El Alcalde de Zalamea de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. La obra llega el teatro Pavón de Madrid el próximo día 30.

Como bien saben los directores de escena, la mayor de las veces las obras duermen en las estanterías hasta que aparece el actor que es capaz de encarnar a su protagonista. Una obra como El alcalde de Zalamea exige un Pedro Crespo, y Eduardo Vasco no quiso desaprovechar, en ésta su última temporada como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), la ocasión de disponer de Joaquín Notario para llevar a escena este drama que, junto con La vida es sueño, es el más representado de Calderón.

Notario es un veterano de la Compañía, un actor curtido en los clásicos para quien "después de hacer de Segismundo, éste era el papel que más deseaba. Así que cuando Eduardo me lo sugirió fue una sorpresa muy agradable, un sueño cumplido", confiesa. Está convencido de que el personaje le pilla a una edad perfecta; lo habitual hasta ahora era ver a actores más mayores interpretando al alcalde (Roberto Quintana, en la producción que dirigió en 2000 Sergi Belbel, y Jesús Puente, en la de José Luis Alonso de 1988). Pero hay que considerar que si nos trasladamos a 1636, cuando la obra fue escrita, un hombre de 52 años, la edad de Notario, era ya anciano.

Calvario de ensayos.
La obra fue estrenada el pasado verano en el Festival de Almagro y fue muy bien recibida. Y eso que la huelga que mantuvieron los técnicos de la Compañía convirtieron los ensayos de este Alcalde en un calvario para los actores y el director, sobre quienes pesaba la incertidumbre del estreno. Dos meses que transcurrieron sin saber si Notario diría finalmente los famosos versos de"Al Rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma, / y el alma sólo es de Dios", y si el resto de los actores, los suyos (Pepa Pedroche en el papel de la Chispa, José Luis Santos en el de Don Lope, Ernesto Arias como el capitán, y Eva Rufo como la hija de Pedro Crespo, entre otros). Una producción en la que Vasco ha vuelto a contar con el iluminador Miguel Angel Camacho (ahora fuera de la CNTC tras ser una de las cabeza que exigieron los huelguistas), y el figurinista Lorenzo Caprile, que en tiempos de carestía ha tenido que emplear trajes de producciones antiguas.

El alcalde de Zalamea se inscribe dentro de los llamados dramas que tratan el abuso de poder de nobles sobre villanos y de los que hay sobrados ejemplos en nuestra literatura barroca (Fuenteovejuna, Del rey abajo, ninguno, Peribañez). Obras que se hacen eco de un problema contemporáneo de la época: La obligación que tenían los villanos de acoger a la soldadesca en sus casas cuando el ejército se detenía en cualquier población y los desmanes que aquel provocaba.

Es la trama que presenta Calderón, al obligar a la familia de Pedro Crespo a alojar durante cuatro días a los soldados. La obra ha gozado siempre del favor del público, porque como explica Vasco, "sus diálogos eran considerados paradigmáticos, al contener la belleza del verso calderoniano y parte de una filosofía popular que continúa profundamente enraizada en nuestros días y que tiene que ver con el individuo mismo, con la honradez, la dignidad, el trabajo, la tierra, la confianza y la justicia".