Segismundo en el reino de las mujeres
Helena Pimenta reúne un elenco con pesos pesados de la escena
29 junio, 2012 02:00Joaquín Notario como Basilio de La vida es sueño
La directora Helena Pimenta no sólo ha convencido a Blanca Portillo para protagonizar La vida es sueño, sino que ha reunido un elenco con pesos pesados de la escena como Joaquín Notario, Fernando Sansegundo, Pepa Pedroche y Rafael Castejón. Juan Mayorga firma la versión que, según dice, es muy respetuosa.
Hay intervenciones masculinas: la versión la firma Juan Mayorga, el vestuario y la escenografía es de Alejandro Andújar, Carmen Mancebo y Esmeralda Díaz; la iluminación de Juan Gómez Cornejo y el asesor en verso es Vicente Fuentes. Pimenta se apoya en un gran equipo, pero también dispone de un elenco de actores experimentados en el teatro clásico y en el verso. Hay pocos intérpretes capaces de medirse con un personaje tan complejo como Segismundo, pero el resto de los roles también exigen estar a su altura: "Desde el principio nos ha sorprendido la concepción plenamente conflictiva de sus personajes, sus intensas vivencias y tensiones, dentro de la perfecta estructura arquitectónica en la que se mueven", explica la directora, que añade que de las múltiples lecturas que la obra ofrece, ha querido extraer "lo que en ella hay de esencial y nos atañe como creadores teatrales de hoy, al igual que atañe al espectador contemporáneo".
El veterano Joaquín Notario es Basilio, personaje clave de la obra pues toda La vida es sueño parte de una manipulación urdida por él. Es el padre de Segismundo, quien para evitar los malos augurios de los hados condena a la cautividad a su hijo desde su nacimiento. "El eje de la obra es la confusión entre la vida y el sueño. Es Basilio quien urde esa manipulación de la realidad, y lo hace para evitar la desdicha del reino, aunque paradójicamente su acción tenga el efecto de provocarla. Cuánto nos suenan hoy este tipo de manipulaciones, hoy que vivimos rodeados de ficciones que otros construyen para enmascarar la realidad. Por otro lado, la obra es también la historia de la relación entre un padre injusto y un hijo condenado a la marginación, habla de la herencia y del amor ", subraya Mayorga.
En su cueva, Segismundo vive completamente solo, su único trato es con Clotaldo, quien le ha instruido en ciencias y en la ley divina por orden de Basilio, a quien sirve. Un actor de voz bronca y experiencia dilatada como Fernando Sansegundo da vida a este personaje.
Marta Poveda, joven Rosaura
Por el contrario, poco sabemos de Marta Poveda, joven actriz curtida en los escenarios alternativos madrileños y sobre quien ha recaído uno de los papeles soñados por toda intérprete, Rosaura. Ella es el amor de Segismundo, su rostro es el primer contacto que tiene nuestro triste príncipe con la humanidad. De la mano de Rosaura, Calderón desarrolla una trama paralela: su presencia en la corte de Polonia tiene por finalidad restaurar el honor mancillado por su enamorado Astolfo.Rosaura aparece en la primera escena junto con Clarín (el gracioso al que da vida David Lorente). "Rosaura y Clarín tienen algo de pareja quijotesca, de extravagante dúo que sale de aventuras. Rosaura es una suerte de Don Quijote casi infantil, un poco niña, un Juan sin miedo. Clarín actúa como su escudero, un tipo egoísta, cobarde y que acaba traicionándola. Es un pícaro que deviene, tras su trágico final, en filósofo", añade Mayorga. Por último, quedan Astolfo y Estrella, los dos primos dispuestos a casarse para llegar al trono. Rafael Castejón y Pepa Pedroche defienden a la pareja.
La vida es sueño es un prodigio de texto, concentra tantos asuntos que hay necesariamente que elegir donde poner el acento. Así, por ejemplo, a Pimenta no le ha interesado explorar el tema de la obediencia al rey, muy recurrente en el teatro del Barroco, y sí la voluntad de reconciliación de Segismundo a través de su propio sacrificio.
Segismundo, tras su primera salida de la cueva, actúa como un tirano, por lo que es devuelto a la mazmorra por su padre. Se le dice entonces que lo vivido es un sueño. Pero será liberado por el pueblo, que lo reclama como rey legítimo. Está llamado a ganar victorias, pero opta entonces por perdonar a su padre y evitar así una guerra; sacrifica su amor por Rosaura, que ama a Astolfo, y acaba casándose con Estrella para dar estabilidad al trono. "La culminación de la obra es la victoria de Segismundo sobre sí mismo, sobre su naturaleza violenta. En el ejercicio de su libertad es capaz de controlar sus pasiones, puede ejercer el poder como le plazca pero se autolimita. Ha experimentado una evolución gracias a una educación sentimental y moral que ha adquirido a partir de su encuentro con los otros, de romper con su soledad.Y esa forma de ejercer el poder tiene, desde mi punto de vista, una lectura cristiana. Segismundo es un príncipe cristiano", concluye Mayorga.