Letras

Los contratos millonarios enturbian el mercado literario por exceso y por defecto

13 junio, 1999 02:00

La clave es vender. La perversión del mercado nunca había dominado de tal manera la escena literaria. La gran esperanza de la literatura española de hoy se mide por el montante de los anticipos. Editores y autores acuden con ansiedad semanalmente al diván de las listas de libros más vendidos que publica El CULTURAL y algún suplemento, y las agentes literarias se convierten definitivamente en las malas de la película. Un panorama, para algunos editores, diabólico, y para otros claramente esperanzador, porque, venderse, se venden más libros que nunca. Hoy, El Cultural también va a hablar de dinero. Menuda osadía. Y de los anticipos millonarios que muchos de nuestros escritores reciben mientras llegan las ventas. Qué dificultad. Para ello hemos hablado con agentes y editores que, como es natural, escamotean cifras y funambulean con las medias palabras, que tiene su arte.

P ara la mayoría, las agentes literarias tienen la culpa. Se les hace responsables de tensar el mercado editorial hasta límites extenuantes, de subir a cotas que muy pocos editores pueden coronar, de no arriesgar nada, de engordar la concentración editorial y debilitar el mercado. Nada menos. Naturalmente, las agentes no opinan lo mismo, sino todo lo contrario. Gloria Gutiérrez, de la agencia Carmen Balcells, la más poderosa como todo el mundo de habla española sabe, asegura sin embargo que lo que ocurre es que "el mercado editorial se está saneando, y que lejos de dispararse nada, el mercado está mejorando notablemente. Se venden más libros que nunca, dice, y los escritores cobran cada vez más dinero por los libros que escriben". La agencia Carmen Balcells representa a ciento setenta escritores de habla española. Además, tiene los derechos para España de editoriales, agencias literarias y carteras enteras de autores de todo el mundo. Del volumen de negocio que mueve al año, obviamente no se filtra un solo dato, pero el negocio es importante. Junto a escritores noveles, como pueden ser José Ovejero, Llop, Mañas o García Sánchez, Balcells defiende a algún que otro poeta y, naturalmente, a la mayor parte de los escritores mayores de nuestra literatura. Prácticamente todos los anticipos multimillonarios que reciben los escritores en España los ha negociado la agencia Balcells. Las agentes Mercedes Casanovas (que representa, entre otros, a Javier Marías) y Raquel de la Concha, que trabaja para Arturo Pérez-Reverte, Muñoz Molina, Antonio Soler, Llamazares y muchos otros, también han logrado para sus escritores contratos suculentos.
En cualquier caso, es Carmen Balcells la que ha abierto el melón multimillonario. Citemos nombres: Gabriel García Márquez e Isabel Allende son hoy los escritores hispanos que más han cobrado como anticipo de una editorial. Son también los que más venden, así que resultan rentables para los editores. Isabel Allende, por ejemplo, ha cobrado como anticipo de "Hija de la fortuna" un millón trescientos mil dólares, es decir, unos doscientos millones de pesetas, por sus derechos en todo el mundo de habla hispana excepto Estados Unidos. Plaza & Janés tenía que vender al menos cuatrocientos mil ejemplares de la novela para cubrir gastos. Los ha vendido ya: hasta el momento, 268.000 en España y 225.000 en Suramérica. Desde hace diez años, Isabel Allende es negocio seguro. En España se han comprado más de un millón de ejemplares de sus libros, y factura por igual en el mundo entero. Con el nobel García Márquez ocurre lo mismo, pero aumentado, así que sobre las cifras del contrato nadie arriesga a poner el último cero.

Vargas Llosa, 200-Cela, 50
No es negocio, sin embargo, Mario Vargas Llosa. El escritor peruano da prestigio, qué duda cabe, pero a la editorial Alfaguara le resulta imposible cuadrar el balance. El contrato que la editorial firmó con Balcells hace un par de años para la reedición de toda su obra, que venía publicando Seix Barral, ronda los doscientos millones de pesetas. En Seix Barral saben muy bien lo que Vargas ha vendido a lo largo de los años y saben por tanto que esos millones no se recuperan. Sin embargo, Basilio Baltasar, director de Seix Barral desde octubre pasado, lamenta lo sucedido, lamenta no haber entrado en la puja y manifesta su desacuerdo con algunas de las decisiones que la editorial tomó antes de que él llegara.
Hay más casos, en nuestro panorama literario, de escritores de prestigio y poca venta: Cela (que acaba de cerrar su contrato con Espasa para "Madera de boj" por cincuenta millones de pesetas), Carlos Fuentes y Bryce Echenique son tal vez los más significativos. "Pero el tirón y el prestigio que algunos escritores proporcionan a una editorial no se puede muchas veces contabilizar en cifras", dice Gloria Gutiérrez. "Un anticipo no cubierto, prosigue, ha permitido dar más vuelo a la editorial y conseguir así a más escritores. Siempre hay, claro, editoriales que no asumen riesgos y no pagan, pero...
-Para alguna es el chocolate del loro, y, claro, asumen el riesgo.
-Vaya que si lo asumen...
-Efectivamente, pero algunos editores han tenido que dejar la partida
-Sí, han saltado... Sin embargo, a otros, que parecía que llevaban la chaqueta tan suelta, no les ha pasado nada...
También la todopoderosa Ymelda Navajo, pope del grupo Planeta, habla de riesgos: "Hay muchos editores que se han hundido por los anticipos desmesurados que han pagado, pero de ello no tienen la culpa sólo las agentes. A veces también los autores, y nosotros, los editores, hemos inflacionado el mercado".
Unos más que otros, desde luego, y Planeta, en su momento, fue pionera en ofrecer contratos millonarios a sus autores. Ymelda Navajo, que habla de responsabilidad a tres bandas -autor, editor y agente- en esta escalada de adelantos, hace un diagnóstico preciso: es tiempo de replegar armas y serenar el mercado. "La carrera del escritor -dice- es muy larga, y es un error precipitarla, y a veces frustrarla, por un puñado de millones".

Herralde y las pequeñas cosas El editor Jorge Herralde no se ha distinguido precisamente por ofrecer anticipos desmesurados. Tiene fama de rata, pero sigue siendo el editor al que primero acuden los nuevos escritores. Muchos de los autores de su cuadra ni siquiera tienen agente, así que los contratos se quedan en casa. El libro que más ha vendido Anagrama el último año ha sido "El dios de las pequeñas cosas", de la angloindia Arundhati Roy, por la que pagó Herralde en una subasta dos millones y medio de pesetas de anticipo. Ha sido un negocio fantástico, porque en diciembre del 98 liquidó el editor a la escritora treinta y cinco millones de pesetas por derechos de autor. Jorge Herralde considera que el tren de los anticipos debe aflojar su marcha por el bien de todos. "Es una carrera sin sentido porque las diferencias entre los anticipos que se pagan y las ventas son abismales".
Andreu Teixidor, responsable de la editorial Destino, cree que estamos repitiendo lo peor de la experiencia norteamericana. En Estados Unidos, como todo el mundo sabe, no se concibe la figura del escritor sin su agente literario por delante, que está acabando con los editores creativos, los de toda la vida. Dice Teixidor que "es una dinámica diabólica porque en un sistema que se basa en porcentajes sobre las ventas debe existir una correspondencia entre los adelantos y las ventas posibles. Si no existe, la supervivencia es inviable". Y dice más:
-No lo olvide: el escritor invierte su esfuerzo, su sensibilidad, su talento; se trata de una inversión personal y cultural. El editor es quien realiza la inversión ecomómica. El agente es un intermediario comisionista, que invierte muy poco y gana muchísimo.
Destino tiene en casa tipos tan fieles como Delibes y tan permanentes en ventas como Carmen Laforet o Pla, que nunca recibieron veinte millones por una novela, como Lucía Etxebarría recibió por abandonar Plaza & Janés, pero que llevan 40 y 50 años cobrando derechos. "Si sumamos cantidades, no hay adelanto en el mundo que lo pueda superar".
Juan González dejó hace unos meses Espasa para hacerse cargo de la dirección general de Ediciones del grupo Santillana. Es un editor cauto que últimamente recibe sonrisas y elogios de sus colegas, pero que sigue sosegado. Sostiene González que los escritores no van y vienen de una editorial a otra sólo por dinero. "Me consta que, hace años, cuando llegaron a Alfaguara los Muñoz Molina, Llamazares, Vargas Llosa... no lo hicieron sólo por dinero, sino por la capacidad de lanzamiento y buen trato de la editorial. Ya se sabe, claro, que con agentes por medio eso no se hace sin dinero".

¿Anticipos o fichajes?
-Muchos de sus colegas consideran que Alfaguara ha contribuido notablemente a desorbitar los anticipos y el mercado
-Lo que básicamente ha calentado el mercado ha sido el boom en estos últimos años de la literatura española frente a los escritores extranjeros. Es cierto que Alfaguara tuvo el deseo hace unos años de convertirse en editorial literaria de referencia y apostó por muchos escritores latinoamericanos que están en manos de agentes y que por tanto resultan caros. En todo caso, lo que ha hecho la editorial es pagar lo que se le pedía, como tantas otras, pero nunca disparando a golpe de talonario. Lo que está claro es que los anticipos han dejado de tener el significado estricto de la palabra y se han convertido en fichajes. Son muchas veces tan altos que aunque la editorial haga buen negocio con los libros, nunca se lle-ga a recuperar la cifra adelantada.
Normalmente, el escritor recibe el diez por ciento de cada ejemplar que se vende, es decir, que para recuperar un anticipo de veinte millones de pesetas, cifra frecuente en al menos una treintena de escritores, tendrían que venderse de ese libro cien mil ejemplares. Y muy pocos escritores españoles alcanzan esa cifra. Distribuidores y libreros reciben el 55 por ciento de lo facturado; el 45 por ciento restante se lo reparten el autor (10 por ciento) y el editor, que paga con ello todos los gastos de producción.
Las apuestas económicas más fuertes de Alfaguara, además de la de Vargas Llosa, son las de Pérez-Reverte (100 millones, es decir, muy por encima de las siguientes),Javier Marías, Muñoz Molina, Maruja Torres, Millás, Carlos Fuentes, Vicent este año, Leguineche, Elvira Lindo y Javier Reverte. Por este orden. Todos ellos se mueven entre los 70 y los 30 millones de anticipo por sus novelas. El peor negocio reciente tal vez haya sido la "Negra espalda del tiempo", de Marías, que ha vendido mucho menos de lo previsto.
No todo el mundo está dispuesto a pagar. Los pequeños editores, como parece lógico, son los más críticos con el trabajo de las agentes y les acusan de acoso y otros desmanes hacia sus escritores jóvenes de éxito. "Cuando un autor desconocido -dice Carlos Pujol, de Destino- gana un premio importante, tipo Nadal, y vende 90.000 ejemplares, por su siguiente novela sus agentes, porque ya tiene agente, piden 20 millones, y todas las editoriales se lo rifan, aun a costa de renunciar a su margen de beneficio".
Manuel Borrás, director de la pequeña Pre-Textos, se enfrenta a las agentes y los grandes anticipos con la misma serenidad y pulcritud que despiden las páginas de sus libros: "La voracidad de editores y agentes está forzando el propio proceso de libros precipitados, dice Borrás, que no nacen dentro del tiempo natural. Todo repercute en el carácter efímero del libro". El editor considera que, con todo, la figura del agente es muchas veces necesaria y que Pre-Textos no entra en pujas y anticipos que estén por encima de sus posibilidades: "Tenemos un baremo establecido de adelantos que se aplica a cualquier autor".
-¿Se le han ido escritores, seducidos por ofertas mejores?
-Cuento con autores muy leales, pero acepto que en ocasiones no puedan resistirse a determinadas ofertas. Alguno se ha ido, sí, pero los ha habido quienes, deseando publicar con nosotros, han visto rotas las negociaciones por la voracidad de los agentes y, al final, han vuelto por no encontrar mejor postor. Pero prefiero no desvelar intimidades, remata Borrás.

El caso Gala
Planeta ha sido hasta hace bien poco la reina de las grandes cifras y tiene en su cuadra a muchos de los escritores que más venden. Antonio Gala es uno de ellos. Y no tiene agente. Tampoco es de los que pide anticipos disparatados porque sabe que vende y que, al final, el balance se pone de su parte. Con todo, por su última novela, "Las afueras de Dios", ha cobrado un adelanto de alrededor de los ochenta millones de pesetas.
Como otras editoriales, Planeta practica los anticipos fraccionados. "No es exactamente un sueldo mensual, matiza la editora Ana Gavín. Es que muchos de nuestros escritores, como por ejemplo Umbral, prefieren no recibir el anticipo al contado, sino que la cantidad se prorratea por meses".
Chascos y sorpresas aparte, los agentes y editores saben ya lo que vende cada cual. Pero el secretismo sigue enseñoreándose del mercado y de los propios lectores.