Image: José Saramago: La Biblia es un manual de malas costumbres

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Letras

José Saramago: "La Biblia es un manual de malas costumbres"

El Nobel portugués presenta Caín, novela con la que vuelve a reinterpretar los textos sagrados cristianos

2 noviembre, 2009 01:00

José Saramago. Foto: AFP

Alberto Ojeda
Con unos andares frágiles y dubitativos Saramago se ha acercado hasta Madrid. Lo ha hecho para presentar su última novela, Caín, en la que vuelve a reinterpretar algunos pasajes esenciales de la Biblia. Sigue así la línea que abriera hace años con El evangelio según Jesucristo.

"Mi intención es hacer una interpretación literal del texto sagrado. Hay muchas interpretaciones simbólicas, la de la Iglesia católica entre ellas, junto a la de multitud de teólogos, pero a mí no me interesan. A mí lo que me importa es la letra", explica el autor portugués. Como en el caso de El evangelio..., Saramago ha vuelto a despertar una virulenta reacción de los sectores más conservadores de la sociedad portuguesa. Un eurodiputado de este país llegó a exigir al escritor que renunciará a su nacionalidad portugués por haber ofendido al catolicismo.

Saramago se defiende de estos ataques advirtiendo que, en su gran mayoría, los que van contra él no han leído siquiera el libro. Pero, a la vez, reconoce que su principal intención cuando se sienta a escribir es "desasosegar". Algo que considera muy oportuno dado el "aborregamiento en que vive la sociedad contemporánea, con casos inconcebiblemente extremos como el de Italia, país en el que se permite tener un gobierno como el que tiene". El nobel portugués ha explicado que desde siempre se ha preguntado por qué escribía, y que en el pasado no lo tenía nada claro. Pero ahora, instalado en la senectud, confiesa que ya ha llegado a una conclusión definitiva. Su principal motivación es zarandear el conformismo.

Por eso critica a la Iglesia, porque, en su opinión, rehúye todo debate acerca del contenido de las Sagradas Escrituras: "Quiere mantener a toda costa su tranquilidad milenaria, y que todo siga igual". El problema, según Saramago, es que "la Biblia es un manual de malas costumbres. Hay en ella una crueldad infinita, incestos, carnicerías...". Tras realizar esta enumeración ha ilustrado sus palabras con una anécdota muy significativa. Según ha contado, un científico italiano ha contabilizado el número de muertes violentas que aparecen en el texto sagrado y la cifra alcanza casi dos millones de personas.

De hecho, la novela parte del que está considerado como el primer crimen humano, el de Abel a manos de su hermano Caín. Dios entonces alcanzó un poco honorable acuerdo con el asesino: a cambio de su silencio y una especie de soborno, le concedió la inmortalidad. Caín, a partir de ese momento, no tenía nada que perder, no temía a Dios, y por eso se conviertió en su más despiadado crítico.

Saramago utiliza así al hermano homicida para denunciar algunas de las presuntas iniquidades cometidas por la divinidad de los cristianos: el abortado sacrificio de Isaac por Abraham, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la conquista de Jericó... Y es que, a jucio del autor de Ensayo sobre la ceguera, "Dios no es de fiar".