Besaré tu cadáver
Terenci Moix
26 febrero, 2010 01:00Terenci Moix. Foto: Fernando Ruso
En efecto, Ana María Moix recupera en Besaré tu cadáver dos novelas de kiosco, la que se toma como título del libro y Han matado a una rubia. Aparecieron -explica la editora- en una colección popular de la Editorial Mateu, en 1963 y 1964, respectivamente. El motivo de estas novelas de encargo fue una doble urgencia, la económica y, según conjetura Ana María, la juvenil de ver en letra de imprenta "lo escrito a mano". Pero no firmó con su nombre sino con el pseudónimo Ray (forma inglesa de su primer nombre propio, Ramón, que luego desterró a favor del sonoro Terenci) Sorel (homenaje al emblemático protagonista de Stendhal).
Besaré tu cadáver y Han matado a una rubia son narraciones de género sometidas a las imposiciones de lo popular y lo policiaco. Ambas tienen un planteamiento semejante: alguien es sospechoso de un crimen, elude a la policía e investiga por su cuenta hasta des- cubrir al verdadero culpable. Las dos comparten varios elementos: escenario cosmopolita (Roma y París), época marcada por los horrores nazis, estrecho círculo de relaciones familiares y amistosas, medio social refinado, descenso a circuitos del vicio, tratamiento irónico de las situaciones y alusiones al cine y la literatura. Dosifican bien el misterio, mantienen la atención del lector y reservan una sorpresa ingeniosa para el desenlace.
La sujeción al esquema policiaco, de todas maneras, es superficial, y no va más allá de respetar unos mínimos requisitos, ofrecer una muerte violenta, una intriga engañosa -y algo complicada- y un sostenido suspense. Mayores tributos se pagan a la literatura popular: personajes esquemáticos, situaciones sorprendentes, pasajes impactantes, cortes abruptos de la narración para dejar pendiente el desarrollo del hilo argumental, diálogo expeditivo, numerosas exclamaciones enfáticas... Y, por supuesto, una prosa funcional llena de resabios literarios y aquejada de un notable descuido. No sabría decir cuánto deba esto a la escritura pensada para un lector nada escrupuloso y cuánto a la incompetencia del autor primerizo, el caso es que Ray Sorel ni siquiera se tomó la molestia de evitar algunos de los incontables adverbios acabados en "mente".
De todos modos, Besaré tu cadáver y Han matado a una rubia no son vulgares y arquetípicas novelas populares. Hay en ellas una atmósfera decadente, una variedad de referencias culturales y trazos expresionistas que resultan insólitos en la literatura de kiosco. Estos signos anuncian al escritor que luego sería Terenci Moix, sobre todo por esa mirada sarcástica del mundo de las pasiones tan suya. Por tal valor arqueológico merece la pena acercarse a estos dos simpáticos juguetes literarios, y, si ello no fuera suficiente, también porque proporcionan unos buenos ratos de entretenimiento.