Image: Montero Glez

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Letras

Montero Glez

Alex Ross, Gautier, Néspolo

14 septiembre, 2010 02:00

Montero Glez. Foto: Jose F. Ferrer

Montero Glez (Madrid 1965). Es autor de las novelas: Sed de Champán (1999) Cuando la noche obliga (2003) y Manteca Colorá (2005) así como de un volumen de cuentos titulado, Besos de fogueo (2007). Colaborador en distintos medios y bajo diferentes seudónimos, ha reunido sus artículos de opinión en Diario de un hincha, el fútbol es así (2006) y El verano: lo crudo y lo podrido (2008). Su novela, Pólvora Negra, fue galardonada con el Azorín de novela 2008. En la actualidad firma habitalmente en ELCULTURAL.es.

Qué lee este verano Montero Glez
Tengo un oficio donde las vacaciones no existen, como tampoco existe la jubilación. La temporada estival la paso tumbado en la hamaca, dedicándola al noble vicio de la lectura. En este verano, que ya colea, mis lecturas han sido diversas. Aquí vengo a recomendar algunas. En primer lugar la lectura de un ensayo musical que viene firmado por Alex Ross y que se titula El ruido del siglo XX (Seix Barral) todo un viaje por la música del pasado siglo haciendo hincapié en el periodo de entreguerras donde muchos artistas se dejaron instrumentalizar por los totalitarismos de la época. Un ensayo curioso y muy bien documentado. He ido intercalando su lectura con otros libros entre los que destaco los cuentos de vampiros editados por Atalanta donde me he reencontrado con aquél de Gautier, el titulado La muerta enamorada y que según Italo Calvino es obra perfecta, concebida y acabada según las reglas. La historia de un seminarista que intenta llegar a un pacto con sus ojos. Lo hace con el fin de no mirar a ninguna mujer virgen. En el mismo volumen, me reencuentro con el amigo Luis Alberto de Cuenca, metamorfoseado en traductor de Baudelaire.

Luego he ido leyendo un libro de viajes titulado: Los árabes del mar (Península); un paseo por los puertos más decadentes de la otra cara del mundo que firma Jordi Esteva. En lo que corresponde a fábula leí a Matías Néspolo, todo un descubrimiento con su novela Siete maneras de matar a un gato (los libros del lince) y que me recuerda al mejor Vargas Llosa, al de Los cachorros o Conversación. Fábulas llenas de humor y escritas con muy mala leche son las de Erskine Caldwell (Navona) un buen compañero para la noche estival. Por último una fábula testimonial, la escrita por una mujer que a mí me pone mucho. La mujer se llama Laila Escartín y su obra Desvío (Huerga y Fierro) rezuma erotismo por cada página.