Image: Mi lucha. Vicisitudes del libro de Hitler

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Letras

Mi lucha. Vicisitudes del libro de Hitler

15 enero, 2016 01:00

Las novelas, películas, obras de teatro, parodias, documentales y estudios centrados en la personalidad de Adolf Hitler constituyen en Alemania un género de creación que no pasa de moda. Corre desde hace tiempo un dicho que finalmente ha alcanzado categoría de lema: "Hitler vende". La frase da una idea de la enorme y constante atención suscitada por esta figura histórica que todo el mundo denigra, pero a la que tantos siguen prestando una atención entre fascinada y morbosa. Y esto no sólo en Alemania. Lo reconoció no hace mucho, en un debate de televisión, un redactor jefe del semanario Der Spiegel: los números de la revista con la efigie de Hitler en la portada se venden mucho más.

Cualquier pormenor, por trivial que parezca, relativo a la vida y los hechos del tirano, es materia de investigación y análisis. Le toca estos días el turno a su panfleto Mi lucha, cuyos derechos de edición poseía hasta la fecha el Estado Libre de Baviera. Se especulaba recientemente con la posibilidad de que el libro de Hitler se encaramase a los primeros puestos de las listas de títulos más vendidos. El conocido periodista de Die Welt, Sven Felix Kellerhoff, se adelantó por unos meses con un pormenorizado estudio de carácter divulgativo al alud de artículos, coloquios y demás que ya está promoviendo la edición crítica de Mi lucha preparada por el Institut für Zeitgeschichte, un volumen de 1.900 páginas cuajadas de aclaraciones y comentarios críticos, y un precio poco o nada popular de 59 euros.

Coincidiendo con dicha eventualidad, el libro de Kellerhoff ha merecido una rápida edición en lengua española, en la que no podemos dejar de advertir un cambio en el subtítulo, de mal disimulada inspiración comercial. De "la carrera de un libro alemán" (carrera en el sentido de sucesión de vicisitudes) que figura en la cubierta de la versión original se ha pasado en la española a una "historia del libro que marcó el siglo XX", lo cual acaso no tendría importancia si no fuera porque contradice una de las tesis principales del autor.

El caso es que Kellerhoff reconoce haber contado las peripecias concernientes a la gestación, difusión y repercusión de Mi lucha con voluntad desmitificadora. Se vendieron, sí, en su día más de doce millones de ejemplares. Hitler ganó mucho dinero (en parte porque esquivó sus obligaciones fiscales), pero la obra jamás llegó a concitar una pasión lectora. De hecho, había costumbre de regalarla como se regala una caja de bombones. Mi lucha fue siempre un libro muy comentado y poco leído. Kellerhoff no se muerde la lengua a la hora de definirlo como cajón de sastre mal redactado. Señala sus innumerables incorrecciones gramaticales, así como el mínimo espesor intelectual de su contenido. Considera igualmente un error la prohibición de reeditarlo, mantenida durante décadas por los sucesivos responsables del Ministerio de Finanzas de Baviera. Opina que es preferible explicar a silenciar. Y recuerda que en los años noventa del siglo pasado se publicaron los diarios de Goebbels y los discursos de Hitler sin que sucediera nada parecido a una catástrofe social.

Sea como fuere, yo no albergo la menor duda de que el libro de Kellerhoff, ameno e instructivo, es infinitamente más interesante que los renglones viscerales, antisemitas y simplones de Mi lucha. Kellerhoff refiere con copia de pormenores la forma como el panfleto de Hitler se gestó en la prisión de Landsberg y da cuenta de los avatares editoriales del libro, sin escatimar el análisis y la crítica de las ideas en él expuestas.

@FernandoArambur