Ensayo

España en Iberoamérica

Manuel Hidalgo Huerta

14 febrero, 1999 01:00

Prólogo de Mario Hernández Sánchez-Barba. Editorial Complutense. Madrid, 1998. 257 páginas

U no de los fenómenos más singulares de la singladura de muchos españoles es el descubrimiento de América. No hablo del de Colón, sino del que hemos padecido felizmente muchos de nosotros, los que escribimos y
leemos por poco que sea. Yo tuve esa sensación "descubridora" la segunda vez que fui a América: envuelto en una empresa cultural de gran envergadura (la que concibió Ignacio Hernando de Larramendi y dio lugar a las Colecciones Mapfre 1492) tuve en América la misma sensación que había oído narrar a otros: la de pertenecer a una comunidad cultural de enorme amplitud, gracias a nuestra lengua, todo ello inmerso en un cierto sentimiento telúrico.
Pues bien, eso mismo le sucedió una vez, probablemente, a Hidalgo Huertas. Y es eso lo que explica que, siendo médico de profesión, escriba un libro que requiere, primero, haberse asombrado ante una realidad humana como aquélla; después, haber intentado entenderla buceando en su historia y, por último, ponerlo por escrito con experiencia, sabiduría y pasión.
Tener esa sensación, "descubrir América", le puede parecer poca cosa a quien no haya pasado por ello. Pero no lo es; se trata de una experiencia que ha tenido enorme importancia en la historia de la cultura española. ¿Y los indios?, ¿olvidaremos nuevamente la historia de los vencidos?, ¿no habíamos quedado en que había que abandonar el eurocentrismo? ése es un logro irrenunciable. Tiene, además, la vitola de la mejor fabricación nacional: empezó a hacerlo fray Antonio de Montesinos en 1511, apenas iniciada la Conquista y con toda la razón, cuando clamó contra los malos tratos que recibían los indios.
Pero, al final, con vencidos y sin vencer, al hacer balance, comprendan que este historiador periférico se sienta reconciliado con Castilla y agradecido por la deuda que implican su cultura, su lengua y el papel que le tocó representar en América. Ojalá el libro del doctor Miguel Hidalgo Huerta sirva para suscitar estos sentimientos.