Ensayo

La Europa Atlántica...

M. Ruiz-Gálvez

9 mayo, 1999 02:00

Crítica. Barcelona, 1999. 399 páginas, 3.800 pesetas

S egún la propia autora, su objetivo es hacer un manual comprensible para un público que se inicia en los estudios de La Prehistoria. Podría decirse que el resultado sólo se logra parcialmente, porque, desde luego, el libro llega fácilmente a un público no iniciado, pero, en cambio, no parece responder a las características de lo que habitualmente se considera un manual. En primer lugar, porque es portador de una importante carga de interpretación personal y, en segundo lugar, porque se establece una relación con el presente que hace de él un libro vivo, rasgo que habitualmente no está presente en los manuales al uso. Tal vez se trate de que está cambiando el concepto de manual, como está cambiando el concepto de clase magistral, gracias a que algunos profesores la convierten en el lugar en que establecer un diálogo con los alumnos acerca de las propias vivencias científicas de quien la imparte en relación con los intereses de quienes la reciben.
Efectivamente, resulta muy viva la preocupación metodológica, entendida como búsqueda de los caminos para hacer llegar sus propios intereses al lector. Es muy llamativo cómo M. Ruiz-Gálvez hace patentes sus vivencias, que llegan desde las lecturas de la bibliografía historiográfica en cualquiera de los campos especializados, como en el caso de las referencias a Braudel, hasta la atención a las tradiciones todavía vigentes hoy en la cultura de los pueblos de la Europa occidental. Mucho destaca en este sentido el tipo de referencias que nos recuerda la tradición germánica recogida en la literatura wagneriana.
El tema del libro, tal como está enfocado, también revela preocupaciones metodológicas determinantes. La época presenta una inusitada intensidad de las relaciones entre distintas regiones, de las que luego constituyen entidades diferenciadas, pero que, en ese período, llegaron a formar una interesante unidad tal vez nunca repetida. De este modo, el lector se encuentra en presencia de un interesante fenómeno en el mundo prehistórico, el de la unidad en la diversidad, que permite a la autora sugerentes comparaciones con las sociedades modernas y contemporá- neas, donde están presentes rasgos similares dentro de condiciones específicas. El estudio se lleva a cabo a partir de presupuestos teóricos de gran actualidad, siempre jugando con conceptos como el de las relaciones entre centro y periferia y de las influencias de las redes de intercambio en el conjunto de las poblaciones que participan en ellas y en cada una de las mismas. La audacia científica de la autora le permite llegar a sobrepasar determinados límites, en el momento de acceder a temas ya convertidos en aparentes adquisiciones definitivas. No es preciso que el investigador siga dependiendo de los condicionantes difusionistas para explicar los cambios que tuvieron lugar en la Península Ibérica en la transición de la Edad de Bronce a la Edad del Hierro. Sólo las transformaciones internas explican que la presencia colonial resultara rentable para los que llegaban de fuera. Es sorprendente, en definitiva, que un libro sobre este tema pueda llegar a ser tan estimulante.