Memorias de un maldito
Jorge Verstrynge
9 mayo, 1999 02:00Predomina, pues, la parte dedicada a las vicisitudes por las que atravesó la derecha liderada por Manuel Fraga, vista desde la posición de quien contribuyó decisivamente a intentar articularla. El retrato de Fraga, aunque respetuoso en lo personal, es definitivo en cuanto a su vocación autoritaria y a su incapacidad para comprender el fondo de las continuas derrotas electorales. En este sentido, el texto constituye una fuente preciosa para rastrear alguna de las causas que hicieron que la mayor parte de la sociedad negara el acceso al poder a la derecha comandada por Fraga: la personalidad autoritaria del líder, la debilidad de la estructura partidaria y la adscripción de buena parte de la elite del partido a los intereses de los tradicionales grupos de interés y poderes fácticos que distanciaban al partido de las nuevas clases medias.
Es cierto que Verstringe es sincero, como observa Raúl del Pozo en la presentación, pero conviene subrayar que estas memorias están lastradas por un subjetivismo marcado tanto por una radical actitud antisistema, que en muchas digresiones choca con la pura realidad y ante algunos episodios desorbita su interpretación, como por una intención justificadora que reside en sostener una coherencia de fondo, la preocupación por lo social, que maquilla una trayectoria política voluble. No obstante, hay que reconocer que tal evolución no se encaminó a la búsqueda del beneficio, sino que fue a costa de sufrimiento en el plano personal.