Ensayo

El furor y el delirio

Jorge Masetti

23 mayo, 1999 02:00

Prólogo de Elisabeth Burgos. Tusquets. Barcelona, 1999. 298 páginas, 2.300 pesetas

Jorge Masetti, hijo del famoso revolucionario argentino afincado en Cuba Ricardo Masetti, fundador de Prensa Latina y muerto en el intento de establecer una guerrilla en Salta, parecía predestinado a seguir los pasos de su padre, primero por su situación privilegiada entre la elite revolucionaria cubana donde se cría hasta los 14 años y luego, de vuelta a Argentina tras la muerte de su padre y el empeoramiento de la salud mental de su madre, por su odio a los militares y la policía, y su admiración hacia el Che Guevara. Con sólo diecisiete años y tras su paso por un correccional de menores debido a una detención policial por un asunto menor de drogas conectado con una aventura amorosa, entra en la vida clandestina de Buenos Aires vinculándose al ERP, organización guerrillera de inspiración castro trotskista. A partir de ese momento se convierte en un revolucionario profesional e inicia una vida llena de aventuras, relaciones amorosas y viajes por diversos países americanos y europeos, donde desarrolla sus actividades políticas: Cuba, donde recibe formación revolucionaria, Italia, Francia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, donde combate con la guerrilla sandinista y participa en la victoria de la revolución, que supone una llama de esperanza para toda América Latina, pues se demuestra que Cuba no es una excepción. En México se dedica a prestar apoyo técnico a las operaciones de asalto a bancos organizadas por grupos subversivos para obtener financiación. También viaja a Lima, Buenos Aires, Santiago, Managua, Panamá y Cartagena de Indias.
A lo largo de las páginas del libro, se van desgranando algunas anécdotas interesantes, se describen personajes curiosos y diversos en intereses y motivaciones y, sobre todo, se desmitifica la vida de todos estos abnegados revolucionarios. En lugar de llevar una difícil existencia de sacrificios, los que forman parte de la elite revolucionaria no parecen sufrir necesidades económicas, ni carecer de trabajos cualificados cuando los necesitan, es raro que no logren apoyo logístico en los destinos que les asignan y les sobra tiempo suficiente para mantener abundantes relaciones amorosas. Masetti siempre encuentra una compañera revolucionaria que le facilita la vida. Los comentarios sobre el aspecto físico o el atractivo de las mujeres con las que se cruza en su vida abundan en el libro (algunos de ellos de marcado cariz machista: "había una venezolana muy bonita y poseedora de tres cualidades que, por separado, no molestan pero que juntas pueden llegar a ser terribles: vegetariana, feminista y tonta. Además se llamaba Margarita" [págs. 176-177]). 
La trayectoria vital de Masetti varía cuando regresa a La Habana tras un desafortunado accidente en el que está a punto de perder una pierna. Allí conoce a Tony de la Guardia y empieza a trabajar para él. Luego se casa con su hija Iliana. Después llega el encarcelamiento, juicio y posterior condena a muerte de Tony, su hermano gemelo Patricio y Arnaldo Ochoa por tráfico de drogas. La estrella revolucionaria de Masetti empieza a declinar y decide abandonar Cuba con su esposa. En 1990 se exilia en Francia, donde publica por primera vez este libro en 1993. Son las memorias de un revolucionario profesional, o corsario, como él mismo se define. Un corsario que se justifica diciendo que creyó en la utopía, creyó en la causa del dirigente a cuyo servicio se puso. Hasta que la causa se aleja de sus orígenes y se aparta de sus objetivos. Y cuando el mantenimiento del poder del dirigente se convierte en un fin en sí mismo y el corsario ve que sus compañeros de camino son condenados a morir solos, sin historia, decide contarlo todo, es decir, decide violar la ley de los corsarios.