Ensayo

Visión de América

Alejo Carpentier

23 mayo, 1999 02:00

Seix-Barral. Barcelona, 1999. 188 páginas

Nos hallamos ante un libro que ha de completar algunos aspectos de la obra de Carpentier a la vez que le ha de permitir sustentar su concepción del ser americano

en una muy breve introducción Alejandro Cánovas Pérez nos ofrece algunas pistas sobre el origen del presente libro. Los cinco primeros textos de éste, que darán título al conjunto, fueron en su día crónicas publicadas en "El Nacional", de Caracas, en 1947. Constituyen los textos literariamente más elaborados del conjunto y que, a mi juicio, merecen destacarse. Los de la segunda parte, "Tierra firme", proceden del conjunto de "columnas" que bajo el epígrafe "Letra y solfa" publicara el novelista, escritor y musicólogo cubano en el mismo periódico. El antólogo no precisa los criterios que le han llevado elegir éstos y no otros y en ningún caso se precisa la fecha de su publicación. Temáticamente responden al interés que mostró Carpentier por la arqueología hispanoamericana. La tercera parte, designada como "El Caribe" reúne los dos discursos, según deducimos, que pronunciara con motivo de celebrarse en La Habana, la "Carifesta" en 1979 que, durante seis días, reunió a diversos representantes de la música folclórica más representativa del enclave. Finalmente, "Conciencia e identidad de América", según se precisa, constituye el texto del discurso que pronunció en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela el 15 de mayo de 1975, en un acto organizado en su honor.
De todos estos materiales, reunidos aquí por vez primera en forma de libro, tan sólo "El páramo andino" es rigurosamente inédito. Fue descubierto entre sus papeles: "este hallazgo hizo posible completar las ‘visiones’ soñadas por Carpentier y remitirnos a una de las tres versiones conocidas de su novela Los pasos perdidos, pues se encontró en ese dossier". Su calificación como "visión" procede, a mi entender, de la obra de Martí, quien califica sus poemas también como visiones. Estos textos fueron publicados entre 1947 y 1975. Confirma con ellos sus palabras: el orgullo de haber mantenido una trayectoria ideológica que él avanza hasta 1925, cuando reseñó la novela Vsevolod Ivanov, El tren blindado 14-69, emblemática enseña de la novela soviética.
Podemos asegurar, por consiguiente, que nos hallamos ante un libro que ha de completar algunos aspectos del conjunto de la obra de Carpentier, ofrecer pistas a sus estudiosos, a la vez que le ha de permitir sustentar su concepción del ser americano, algo que no sólo conformaría su ideología y temática, sino también la estética de su producción. Los ensayos más amplios, que componen la Visión de América, proceden de las impresiones de sus viajes al interior de Venezuela, desde la ignota sabana hasta el páramo andino.
No sólo el hombre ha de ser la medida, incluso, del paisaje: "Para los indios que viven en la Gran Sabana [...] esas montañas salidas de la mano del Creador [...] conservan, por la limpieza de sus cimas nunca holladas, por su majestad de grandes Monumentos sagrados, toda su índole mítica". Los mitos van a convertirse en uno de los fundamentos de su narrativa. Serán las leyendas de los gigantes, procedentes de Chilam Balam, cuyos protagonistas no eran dioses, sino inventores de la agricultura. Toda una galería de visiones derivan del paisaje que descubre el viajero: "monstruos con la cara en el pecho, signos misteriosos..." Constituye esta América mágica que habrá de servirle para elaborar su teoría de "lo real maravilloso". Mientras en Europa triunfa la Revolución francesa, todavía hay algún iluminado español que, en 1794, viajaba a la Patagonia para descubrir la Ciudad Encantada de los Césares. Se servirá también de los viajeros románticos, aunque mencione en otro lugar a Rómulo Gallegos y su Canaima, que se había publicado ya en Barcelona en 1935, texto fundacional de la mítica de la selva, fundamentado, asímismo, tras su viaje a las fuentes del río Orinoco, como Carpentier años más tarde. Su deslumbramiento ante la amplitud de su cauce se traduce en una prosa espléndida. Y más adelante descubrirá Angostura, la ausencia en su arquitectura de un estilo determinado; es decir, poseedora del propio.
Este mundo no hollado todavía aparece descrito con entusiasmo en páginas de inspiración poética. Surgen ciudades nuevas, al tiempo que se descubren yacimientos de oro y diamantes. Pero será en 1975 cuando aluda ya al "hombre-ciudad" del siglo XX latinoamericano, porque resulta fruto de las urbes que se han desarrollado desaforadamente: "parecida a La Habana de Humboldt era la que transité en mi infancia; el México que visité en 1926 era, todavía, el de Porfirio Díaz".
Carpentier despliega sus conocimientos sobre arquitectura y urbanismo, sobre los hallazgos de la arqueología de los años 50, a la búsqueda del ser americano. Tratará del criollismo, de la música, el folklore, del antes y después del Descubrimiento y también del cine. A través de sus páginas se desprenden algunas referencias biográficas, como las razones por las que abandonó Venezuela en 1959.
En Visión de América su autor no se limita a describir, sino a imaginar, a interpretar, a buscar las raíces y la singularidad, en defensa de su concepción del ser americano.