Ensayo

La Democracia plana

Luis de Velasco y José Antonio Gimbernat

30 mayo, 1999 02:00

Biblioteca Nueva. Madrid, 1999. 190 páginas, 1.500 pesetas

La aportación de Luis de Velasco, que ilustra las consideraciones de Gimbernat, es un análisis de la realidad y tendencias de la democracia española en el que pasa revista a sus lacras

Es legítima la satisfacción por la superación del desfase histórico que supuso la Transición. Fue el éxito rotundo de un proceso que estuvo erizado de dificultades reales, y no producto de un guión con final feliz escrito por la superpotencia norteamericana. No obstante, esto no debe hacer incurrir en la autocomplacencia, negando las deficiencias evidentes que se manifiestan en el desarrollo del sistema democrático español. A este espíritu de exigencia constructiva obedece el presente ensayo, en el que se puede apreciar una visión crítica de la actual democracia desde un enfoque de izquierda.
La obra está dividida en dos partes complementarias: en la primera, contribución de José Antonio Gimbernat, se precisa la dimensión de las carencias en las que se manifiesta esa "democracia plana", junto a las bases e instrumentos que impiden la reposición y el desarrollo del componente participativo de este sistema político; en la segunda, a cargo de Luis de Velasco, se detallan los rasgos fundamentales que configuran las debilidades del modelo político español, enmarcándolos en el contexto de los fenómenos que se producen a escala internacional, uno de los aspectos más logrados del libro.
Para Gimbernat el problema de la democracia en el ámbito occidental no es de supervivencia sino de intensidad. La democracia parece haberse reducido al mero acto de votar. Esta limitación del componente participativo es lo que ha reavivado la cuestión democrática. El autor acomete el diagnóstico de la situación y revisa los factores del necesario debate de ideas para efectuar las mejoras necesarias. Primero, los límites de la función de los medios de comunicación. Luego, el papel de una Justicia impregnada por el partidismo y de un Congreso controlado por el Ejecutivo que desvirtúan sustancialmente el poder democrático. Por último, destaca la debilidad de la sociedad civil. La raíz de este fenómeno degenerativo se encuentra en la despolitización motivada por la imposición del discurso economicista.
La aportación de Luis de Velasco, que viene a ilustrar las consideraciones teóricas de Gimbernat, es un análisis de la realidad y tendencias de la democracia española en el que pasa revista a sus lacras: un sistema electoral que bloquea la participación y que sobreprima a los partidos nacionalistas de modo injustificado para lo que corresponde a su representación electoral, distorsionando brutalmente el marco y la actividad política que afecta al conjunto de los españoles; una división de poderes sólo sobre el papel, dada la inmensa capacidad de control del Ejecutivo; una política exterior sin margen debido al seguidismo de la potencia dominante; la reproducción de vicios y corruptelas similares a las conocidas en la comunidades dominadas por los nacionalistas; el envilecimiento provocado por el terrorismo en el Estado a raíz del empleo de la guerra sucia contra la banda mafiosa; el proceso de oligopolización de los medios de comunicación por grupos mediático-financieros y el papel empobrecedor de las televisiones, con la excepción de la radio y Prensa escrita, donde, el autor olvida comentarlo, predomina la calidad y el pluralismo; la extensión alcanzada por la corrupción y, lo que es peor, la débil capacidad para perseguirla; y, por último, la pérdida de la autonomía política por los efectos de la mundialización, de la hegemonía del discurso economicista neoliberal y de la vinculación de España a un proceso de unificación europea lastrado por el déficit democrático.