Ensayo

Eros y magia en el Renacimiento

Ioan P. Culianu

13 junio, 1999 02:00

Ediciones Siruela. Madrid, 410 páginas, 3.550 pesetas

Al igual que algunos de los temas que plantea, Eros y magia... es un festín para el que lee, que pasa por el reto que supone sintonizar con las teorías del autor. Culianu escribe una obra inclasificable, en la que el sustrato culto es tan sugestivo como osado

La cultura rumana en el exilio ha dado frutos excepcionales a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. En unos casos (Cioran, Ionesco, Eliade) nos encontramos ante autores sin los cuales difícilmente puede comprenderse la creación literaria o el pensamiento en nuestros días; en otros, la resonancia ha sido menor. Es también significativo que muchos hayan buscado amparo y una segunda lengua en la cultura francesa.
Estas claves nos pueden servir para el autor del libro que hoy comentamos, Ioan P. Culianu (1950-1991). Este excelente especialista en la gnosis y en la cultura del Renacimiento italiano se exilió en 1973 a Estados Unidos y tradujo él mismo, en 1979, su obra al francés. Pero hay más hilos que unen a estos autores. Culianu fue un discípulo de Eliade y, como él, se interesó por temas y autores muy concretos del Renacimiento italiano. Recordemos que ya Eliade había hecho su tesis de licenciatura sobre el pensamiento de Ficino, Pico de la Mirandola y Giordano Bruno, y la de Culianu había llevado por título "Marsilio Ficino y el platonismo del Renacimiento".
Bajo la protección, pues, de Eliade y con el beneplácito editorial de Yves Bonnefoy, que lo publicó en Idées et recherches, vio la luz este original libro que profundiza y logra ir más allá en un tipo de estudios que, no lo olvidemos, habían tenido excelentes precedentes gracias a nombres como los de Burckhardt, Gentile, Garin, Kristeller, Gombrich, Festu-
gière o Yates. El reto, pues, era muy grande, a la hora de abordar el tema eros y magia en su relación con el mundo de lo imaginario en el Renacimiento. Culianu parte del análisis de las obras de Ficino, De la Mirandola o Bruno para llegar a un análisis de las pulsiones eróticas personales y colectivas. Eliade, prologuista del libro, fija las tres o cuatro claves determinantes del mismo: la identificación de eros con la magia en ese período concreto, las relaciones de estas teorías iniciáticas con la psicología contemporánea, el tajo que Reforma y Contrarreforma supusieron para el progreso de esos saberes renacentistas, y, en definitiva, "la gran censura del imaginario", que condujo al nacimiento de la ciencia y de la tecnología modernas. No cabe entender esta última tendencia -peligrosa y deplorable en sus excesos-, con la imaginación creadora de ciertos "genios de la ciencia", como fueron Newton o Einstein.
Al igual que algunos de los temas que plantea, Eros y magia... es un festín para el que lee y, en todo momento, éste pasa, a su vez, por ese nuevo reto que supone sintonizar con las teorías del autor. En su afán de alejarse de los prejuicios racionalistas y de plantearse una nueva historia de las ciencias, Culianu escribe una obra inclasificable, en la que el sustrato culto es tan sugestivo como osado. él parte de la premisa de los errores cometidos por ese racionalismo y de la mala comprensión del concepto de magia. Para él, la magia de la que se ocupa en su libro no es sino una "ciencia del imaginario" y el que la practicó en el Renacimiento, un "psicoanalista, un profeta" que se anticipa "a muchas de las profesiones modernas". Compren-
deremos, por ello, la actualidad y la utilidad de sus planteamientos, que nada tienen que ver, en sus resultados, con los frutos que el puritanismo y el protestantismo han dado en los campos de la ciencia y de las tecnologías occidentales. Aboga también por un sentido progresista de sus apreciaciones frente a la utilización, cómoda, en último extremo reaccionaria, del falso progreso.
La aparente sequedad de estos temas queda superada por la imaginación y la claridad con que son abordados. También por su sentido del humor. Recordemos, al respecto, capítulos o apartados de los mismos que llevan por título: "Fantasmas en acción", "¡Más calor habrá en el infierno!" o "La controversia en torno a la asnidad". Van desarrollándose en esta obra los temas con inteligencia y osadía, pero no por ello dejan de estar fundamentados en todo momento. La bibliografía -que suponemos enorme- sobre el Renacimiento italiano es aquí breve y selecta, mas las notas al texto proporcionan nuevas fuentes para aquellos lectores que prefieran ahondar en los temas. El autor difícilmente puede poner fin a éstos y, por eso, el libro es pródigo en apéndices. Es el lector, en último extremo, el que podrá hacer uso del libro a su gusto. El autor le reconoce este derecho: "Este libro, como cualquier otro, es una siembra de fantasmas que va dirigida a un segador desconocido. él es quien decidirá su uso".