Ensayo

Acelerado sueño

Miguel García Posada

12 diciembre, 1999 01:00

Espasa Calpe. Madrid, 1999. 334 páginas, 3.500 pesetas

Dice Miguel García Posada en las páginas de presentación de este libro que no ha pretendido ofrecernos un estudio erudito para especialistas. Tal declaración no implica, ni en su caso ni en ningún otro, limitación en cuanto a la información manejada, sino voluntad de comunicación con un público amplio y no reducido a los profesionales de la investigación universitaria. Es de agradecer la prueba de inteligencia que supone no haber rematado una opción tan legítima con la coz contra eruditos y profesores que a veces le añaden quienes todavía creen -o dicen creer, para halagar su resentimiento o asegurarse un mercado que nadie pretende disputarles- que los resultados de la ciencia rigurosa no son más que un camelo corporativo, y olvidan que sin ella no existiría la divulgación, ni siquiera la mejor y más alta. García Posada, que se mueve entre la enseñanza y el periodismo, no podía pensar de otro modo.

Su propósito ha sido introducir al lector medio, culto y curioso, en el mundo de la generación del 27, empresa siempre acertada y que acaba de adquirir una actualidad no prevista por el desgraciado azar que nos ha privado, con la desaparición de Alberti, de la última presencia de aquélla. El enfoque básico ha sido así el que mejor podría garantizar la atención y el interés: el entramado de vidas, relaciones personales y anécdotas, entre las cuales se insertan cuestiones de historia cultural, política y literaria.

El conjunto, sobrio y ameno, se lee siempre con agrado.

Comienza con el inevitable planteamiento del concepto de "generación", materia de una polémica de la que sin duda han llegado ecos desorientadores al público al que el libro se dirige. Repasa García Posada los distintos marbetes al uso y prefiere hablar de "generación de la República" o de "grupo del 27". Comparto, con matices, sus puntos de vista. Estoy de acuerdo en considerar poco aceptable la definición de Dámaso Alonso en su célebre artículo de la revista "Finisterre", 1948, pero no creo que la fecha de 1927 sea una "referencia aséptica", ya que fue la única ocasión en que los del 27 se comportaron como un grupo de vanguardia, actuando colectivamente y asumiendo públicamente una actitud de ruptura. Que fueran la "generación de la amistad" es muy dudoso en cuanto a las relaciones de Salinas y Guillén con Cernuda, las de éste con Dámaso o las de Buñuel y Dalí con García Lorca. En mi opinión, lo que puede aportar la mejor solución al embrollo de las generaciones es el concepto de "época literaria" de Carlos Bousoño. época que no impone uniformidad de ninguna clase, sino que ofrece una gama de opciones y determina, en ellas y por ellas, posiciones individuales y de grupo, por lo que cabe, en una misma generación, una amplia diversidad literaria e ideológica. No se olvide, por poner un ejemplo obvio, que el fetichismo cronológico obligaría a situar a Pemán en la generación del 27.

Los asuntos tratados en Acelerado sueño son todos pertinentes y atractivos. La prehistoria ultraísta de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, en ese álbum común, inédito hasta no hace mucho, que ilumina la génesis de los primeros libros de ambos; la importancia de la Residencia de Estudiantes como forma de vida, lugar de contacto y encuentro, escenario de aventuras creativas, de apertura a Europa, de amores, de coincidencias estéticas y enfrentamientos dogmáticos; el guión y el calendario de la conmemoración, en 1927, del tercer centenario de la muerte de Góngora; la veneración y el posterior distanciamiento de Juan Ramón Jiménez; la desigual recepción del Superrealismo, su incidencia inevitable, sus ortodoxos y afines y su inconsistencia como movimiento de la francesa; la rehumanización y la politización, la colaboración con la República, La Barraca lorquiana y las Misiones Pedagógicas, la llegada de Neruda en 1935; la guerra civil, los asesinatos de Lorca e Hinojosa, los avatares de Guillén, Salinas o Cernuda, la producción de literatura comprometida y sus publicaciones y revistas; la relación constante y fraternal entre Guillén y Salinas; las andanzas y desventuras amorosas de Cernuda, Salinas y García Lorca, los Sonetos del amor oscuro de este último y la hibridación, en su relación con Dalí, del conflicto íntimo y el estético; la presencia del motivo de la metrópolis moderna, y concretamente de Nueva York, en la obra de Moreno Villa y Lorca; la marginación de Villalón e Hinojosa; la huella de la cultura y la literatura de Andalucía, la relevancia de la copla y el cante jondo como modelo literario, el estímulo imaginativo de la lengua callejera y de la religiosidad popular; la dispersión producida al fin de la guerra civil, la difícil permanencia de unos pocos en España y el exilio de la mayoría, con las peripecias profesionales y cotidianas del destierro, y la nostalgia o el recuerdo de la derrota como inspiración y como tema. Y otras muchas cosas que no caben en el espacio de este resumen.