Image: Biografía de Juan Pablo II

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Ensayo

Biografía de Juan Pablo II

por Goerge Weigel

16 enero, 2000 01:00

Juan Pablo II, por Grau Santos

Traducción de P. Antón, J. Homedes y E. Heredia. Plaza & Janés, 1999. 1.311 páginas, 3.650 pesetas. Darcy O’Brien: el papa oculto.

El libro de Weigel es magnífico; una de esas obras de las que uno querría ser autor. Y no tanto por el tema como por la calidad. Se podría decir que se ha adelantado a la muerte de Wojtyla para elaborar la biografía "definitiva"

Hace unos días que comentaba, en este mismo Cultural, que eran muchas las biografías del Papa; que ya nos la sabíamos, y hete aquí que, dos o tres semanas después, tengo que engullir lo que he dicho y concluir que estamos de enhorabuena ante obras de este calibre. Porque el libro de Weigel es sencillamente magnífico; una de esas obras de las que uno, que escribe, querría ser autor. Y no tanto por el tema como por la calidad. Se podría decir que Weigel se ha adelantado a la muerte de Karol Wojtyla para elaborar una biografía "definitiva", que sólo cabe hacer cuando el protagonista ha muerto y han podido exhumarse todos los papeles precisos. Dos cosas que, evidentemente, no han ocurrido.

Sin duda, lo que acabo de decir hace precisamente que esta biografía no vaya a ser la última ni acaso la mejor. No sólo vive el Papa sino que pasarán muchos años hasta que se abran los archivos donde haya documentación que trate de él. Hoy mismo, sólo se puede consultar la documentación del Archivo Vaticano hasta 1923, y eso gracias a la apertura impuesta por Juan Pablo II. No hace tantos años que sólo podían verse los anteriores a 1903. Las apreciaciones personales, a veces casos de conciencia, que se encuentran en ellos no permiten una mayor liberalidad.

Pues bien, a reserva de esto último (los documentos que se puedan leer dentro de medio siglo o más), será difícil superar el listón de esta Biografía de Juan Pablo II, testigo de esperanza. Es modélica no sólo en su información, sino en la selección de los datos y en la profundidad con que se tratan las cosas. ésta es la clave. El autor, que se nos presenta como periodista, teólogo y "politólogo", es en realidad un hombre que trabaja a conciencia y que, para empezar, está dotado de un bagaje de conocimientos psicológicos que le permiten entender profundamente los entresijos del corazón humano; seguramente, cualquier corazón humano. No estamos ante un libro apologético ni nada parecido; estamos ante un monumento biográfico, enormemente serio, que nos introduce en los pliegues y los repliegues de una personalidad muy atractiva y notoriamente compleja, riquísima de matices y de vivencias, de experiencias interiores y de vicisitudes que han hecho que su vida se parezca más bien a una novela de aventuras. El texto no "compartimenta" el relato: no se nos habla primero de una cosa (por ejemplo la biografía propiamente dicha) y luego de otra (la formación intelectual, la producción literaria, el pensamiento, la labor de gobierno...), sino que todo forma un tejido continuo y compacto, de manera que todos los elementos se emplean para hacer comprensible todo. Todo está en todo, o todo se tiene presente para hacer todo inteligible.

Un cura diocesano
Es imposible resumir, ni siquiera apuntar algo que, en el libro de Weigel, sea más importante que lo demás. Simplemente está todo, desde el origen de los Wojtyla hasta el día de hoy. Respecto a otras biografías, se avanza mucho en el conocimiento del cura diocesano de la posguerra polaca que era Karol, hasta su elevación al solio pontificio. En esa labor de pastoreo cotidiano, de confesonario y conversación amistosa, se descubre un hombre singular y, valga la redundancia, muy humano, capaz de conciliar la atención litúrgica y sacramental o la predicación con la práctica del esquí en compañía de las mismas personas, mujeres y hombres. Se perfila un personaje que fue siempre especial, enemigo de toda imposición y al mismo tiempo exigente consigo mismo, pero sin rigidez siquiera en este aspecto. ¿Apología? Este resumen que hago, me lo parece a mí mismo. Y casi me arrepiento de dejarlo. Porque no es tal el libro de Weigel.

Leída la de Weigel, la obra de O’Brien parece poca cosa. Y sin embargo no lo es. Es -eso sí- "otra" cosa. Se trata de una inesperada biografía judía de Juan Pablo II. Así como suena: una biografía "judía". Se cuenta la vida del Papa al hilo de su actitud ante los judíos; una actitud excepcional en aquella Polonia de la preguerra, galvanizada por un antisemitismo omnipresente y denso. En Catowice, el pueblo de Karol, no dominaba esa actitud. La mayoría de los habitantes convivía con la población judía como con los demás, aunque la misma naturalidad de esta convivencia llevase a que los chicos se insultasen precisamente de judíos cuando jugaban a esto o aquello. Concretamente los Wojtyla vivían un filojudaísmo práctico cotidiano, que se acentuó en el caso del futuro Papa con el Holocausto y que ha servido a la larga para modificar la actitud de la Iglesia católica ante los judíos.

Esto es lo principal y lo sustancial del libro. Y, sin embargo, en ello O’Brien exagera. Al menos, lo que cuenta de la Iglesia católica prewojtylana (valga la palabreja) no es lo que uno recuerda de la propia niñez, cuando cada uno de nosotros se abrió no sólo al conocimiento de las cosas, sino además a la asimilación de las actitudes. En nuestros "tebeos", había desde luego protagonistas que insultaban a "los malos" llamándoles perro judío. Y la liturgia católica estaba surcada por la idea de que se trataba del pueblo deicida. Los tallistas de los pasos procesionales de Semana Santa parecían haberse complacido en representar la maldad en el rostro de "los judíos" que crucificaban a Jesús... Pero no se puede decir que esto marcara nuestras vidas ni nuestras conciencias. Era algo distante y completamente superficial. Yo al menos lo viví de este modo y, cuando pensé por vez primera sobre el problema judío y tomé actitud -debía tener 17 años-, me encontré justamente con la expresión de un clérigo, de quien se decía que solía decir que no podía sino amar al pueblo hebreo porque sus mayores amores eran un hebreo (Jesús) y la hebrea María. Oír esto me evitó cualquier reflexión personal que pudiera inducirme a pensar de otro modo.

Biografía doble
La visión que da O’Brien no es ésa. Según él, la Iglesia católica ha sido profundamente antijudía (cierto que no en sentido racista, sino en sentido religioso) hasta hace pocos años. Pero no se puede decir que esto invalide el libro, o que descalifique al autor. Es un análisis sobre una historia capital, a pesar de todo, en nuestro tiempo. Se trata, además, de una obra entretenida, interesante y fácil de leer, escrita con un estilo periodístico que se agradece (aunque no profundice como profundiza Weigel en las cosas que toca). Debo decir que el libro al que me refiero es una biografía doble. Hay un segundo personaje que es el polaco judío Jerzy Kluger: un amigo de la infancia del Papa a quien éste reencontró siendo ya Pontífice. Lo reencontró, volvió a tratarlo, se sirvió de él para reencontrar antiguas amistades y, sobre todo, lo convirtió en su longa manus para dar los pasos incluso diplomáticos necesarios a fin de conseguir el acercamiento de la Santa Sede a Israel. Kluger se ha convertido en el seglar acatólico más importante en la política vaticana. Se desprende también del libro de Weigel.

Por fin, el libro de José Manuel Vidal. La verdad es que comentarlo junto con esos otros dos obliga necesariamente a compararlos. Y es duro compararse con dos obras de la importancia de las que acabo de tratar. La de Vidal es algo tan digno como un reportaje periodístico muy bien informado.

La sucesión del Papa
El tema de este tercer libro es la sucesión del Papa: los rumores sobre su disposición a renunciar al Papado (rumores que extrañamente corren desde los días en que conservaba una buena salud, como si alguien hubiera querido sugerírselo), los problemas que eso plantea, los pormenores que implica un proceso de elección de pontífice, los cardenales, los Papables... El subtítulo de la obra (Guerra de clanes para suceder al Papa) no tiene nada que ver con el contenido. Los clanes no aparecen por parte alguna. Aparecen, sí, las preferencias y tendencias. Vidal trata el asunto con un notable y difícil acierto para conjugar tres cosas: el respeto, el distanciamiento y la información objetiva. Pero no entiende al Papa como George Weigel o Darcy O’Brien. Lo ve como un conservador sin más; llama "neotradicionalistas" a los movimientos que están renovando la Iglesia y resulta arbitrario cuando habla de unos papables incluso con afecto (caso muy claro en Rouco) mientras que de alguno de los que considera conservadores llega a decir que está "estudiando para Papa", simplemente porque aprende idiomas. Es una pena que el volumen tenga este deje. Pero no se puede decir que sea un libro desdeñable, si el lector es capaz de quedarse con la riqueza de información que contiene. Realmente, uno se entera bien de cómo se ha elegido un Papa a lo largo de la historia y cómo se designaría en el día de hoy.