Ensayo

Universos de mi tiempo

Carlos Saúl Menem

16 enero, 2000 01:00

Plaza & Janés, 1999. 325 págs. H. Vázquez Rial: LA FORMACIÓN DEL PAÍS DE LOS ARGENTINOS. Javier Vergara, 1999. 408 págs.

El primero de estos libros -escrito por el presidente saliente de Argentina como marketing de su campaña presidencial para el año 2003- es triunfalista y mira con esperanza al futuro. El segundo -escrito por Horacio Vázquez Rial- mira al pasado con pesimismo

L os acontecimientos de los últimos meses han removido viejas preguntas sobre la historia de Argentina. Cuando Carlos Saúl Menem tomo las riendas del poder en 1989 y logró de la mano del ministro de Economía Domingo Caballo controlar la hiperinflación, la mayoría de los analistas echaron las campanas al vuelo pregonando la definitiva superación de las hipotecas del pasado. Se presumía entonces de que la economía argentina no sólo cumplía con los criterios de Maastricht, sino que incluso superaba en su disciplina económica a Alemania. Eran tiempos de euforia. La inversión extranjera directa llegaba a borbotones y las privatizaciones se realizaban a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, a los pocos años se ha ido comprobando que parte de dicha euforia se ha convertido en cantos de sirena. Menem ha sido relevado de la presidencia por el líder de la Alianza Opositora y representante del Partido Radical (Fernando de la Rúa) como resultado de las elecciones de octubre de 1999. El nuevo presidente ha recibido el legado de un déficit fiscal para 1999 superior en 700 millones de dólares a lo pactado con el FMI (5.100 MMDD). A su vez, De la Rúa tiene el reto de hacer frente a los 4.500 MMDD de déficit previstos para el presente año, sin la posibilidad de acudir ya al dinero rápido de las privatizaciones como en el pasado. Paralelamente, las provincias tienen una deuda pública conjunta de 18.000 MMDD y Argentina tiene el compromiso de realizar pagos en concepto de intereses de su deuda externa por valor de 17.500 MMDD en el año 2000. La nueva política económica diseñada por Machinea (ministro de Economía) enfocada a reducir el déficit y con ello garantizar la estabilidad y la llegada de inversiones extranjeras se ha centrado en reducir el gasto público y aumentar los impuestos (mayor presión sobre la renta y extensión del IVA a servicios hasta ahora exentos).

Las respuestas han sido inmediatas. En diciembre de 1999 se desataron movilizaciones sociales (en Corrientes hubo varias muertes y numerosos detenidos). El país protesta por el aumento del desempleo, la desigual distribución del ingreso y los planes de ajuste del gobierno. Los analistas se preguntan por qué no se consigue la tan ansiada mayoría de edad después de haber hecho los deberes (ortodoxia económica). Las explicaciones son variadas. Estos dos últimos libros interpretan la situación de Argentina de forma opuesta. El primero -escrito por un presidente saliente como marketing de su campaña presidencial para el año 2003- es triunfalista y mira con esperanza al futuro. El segundo -escrito por un ensayista e historiador- mira al pasado con pesimismo.
Menem se presenta a sí mismo como "el gran transformador" de la Argentina. Católico, provinciano (riojano), hijo de un mercader "turco" (sirio), presume de ser un abogado que no habla francés, ni inglés, haber sido indisciplinado en su juventud, pero al mismo tiempo haber sido capaz de arreglar las cuentas nacionales y lograr avances en el campo internacional (MERCOSUR), así como en el sistema educativo y cultural. El libro es más un documento histórico, que una biografía. Es la visión de un presidente de su gestión y las propuestas de un candidato. Hablan más los silencios que las declaraciones. De forma explícita se defienden las políticas económicas "duras" (pág. 307) y se atempera el discurso con proposiciones derivadas de su declarado humanismo católico. Parece apuntarse a la tercera vía, aunque no se hace referencia a dicha tesis de forma explícita.

Horacio Vázquez-Rial mantiene la tesis de que Argentina se suicidó lentamente entre 1945 y 1980 cuando el proyecto de Perón de convertir a la oligarquía ganadera argentina en burguesía nacional fracasó. En diferentes partes del libro se critican los mitos de la historiografía argentina (leyenda negra, herencia feudal-colonial, poblamiento como sinónimo de riqueza, unidad política de la América hispánica); se estudia el proceso de colonización y la formación de las estancias como unidades de producción de un país periférico; se analiza la independencia y las luchas civiles entre federales y unitarios durante la primera mitad del XIX; se explica la integración de Argentina en el mercado mundial y la inmigración masiva; y se presenta la etapa de consolidación del dominio ganadero que culmina según el autor a mediados del siglo XX. La tesis central del libro es que Argentina nació como una economía exportadora de materias primas que no fue capaz de dar el salto (la oligarquía agrícola-ganadera no estaba interesada en realizarlo) a una economía industrial equilibrada y autosuficiente.

Ambos libros son apasionados en su análisis y parciales en sus juicios. Uno apuesta por la apertura; otro por el proteccionismo. Las pruebas empíricas de ambos resultan insuficientes al lector.