Ensayo

Érase una vez un número

John Allen Paulos

27 febrero, 2000 01:00

Traducción de A.-P. Moya. Tusquets. Barcelona, 1999. 205 páginas, 2.000 pesetas

Lo que hace Paulos en este volumen es establecer un diálogo entre lo literario y lo científico, que las matemáticas, la estadística y la lógica se emparejen con las humanidades, que no se hable de cultura sin considerar entre sus componen-
tes la cultura científica

R esulta patente, desde hace algún tiempo, una cierta preocupación por hacer llegar al gran público no sólo noticias y descripciones de materias científicas, de las que se le supone poco informado, sino, sobre todo, de ilustrarle sobre el tipo de problemas a los que se enfrenta la ciencia, su modo de operar y en qué consiste el método y el razonamiento científico. Y hacerlo en un lenguaje sencillo, asequible a todos, huyendo de formalismos sólo familiares a los propios estudiosos y presentando las cuestiones con abundancia de ejemplos y analogías, incluso muy elementales, pero sin desvirtuar el verdadero contenido de las teorías. No se trata de una divulgación barata que malamente entera al lector de los temas que expone sino que casi siempre está realizada por notables maestros, en el saber y en el decir, haciendo buena la sentencia de que quien conoce bien una cosa sabe explicarla a cualquier nivel. En realidad todos los libros de ciencia que se vienen comentando en páginas como éstas suelen responder a este esquema, ya que los demás quedan reservados para revistas especializadas; y quien esto escribe se ha visto en muchas ocasiones en la situación, como la de hoy, de reseñarlos.
Precisamente nos encontramos con un autor que ha dejado ya muestras de su calidad en este terreno, y yo recuerdo haber hecho el comentario de dos de sus anteriores libros, Más allá de los números y Un matemático lee el periódico, escritos según él a raíz del éxito con que se recibió el primero de los suyos, El hombre anumérico; todos ellos vertidos al español por la editorial que ahora lanza también el de nuestra referencia. Y en él volvemos a vernos con el mismo profesor Paulos, ameno, de extensa cultura, ágil y bienhumorado que conocíamos por sus anteriores trabajos.
En éstos solía por lo general, desparramarse en pequeños cuentecillos en los que partía de tópicos, modelos, situaciones o ejemplos, y los iba ciñendo con un razonamiento matemático que los explica o los refuta, según los casos. En el de hoy el planteamiento es más global: algo paralelo a pasar, salvando las distancias, de un libro de relatos cortos a una novela. Y la palabra clave, la que serviría de lema a su argumento, es la palabra "contar".
Porque se puede, efectivamente, contar con números pero se puede también contar historias: cuentas y cuentos, que también se ha dicho. En resumen, lo que hace el autor es establecer un diálogo entre lo literario y lo científico, que las matemáticas, la estadística y la lógica se emparejen con las humanidades, que no se hable de cultura sin considerar entre sus componentes la cultura científica: "La emoción y la humanidad de las historias mejoran los estudios científicos y estadísticos, mientras que el rigor y la perspectiva desinteresada de los segundos impiden que las historias degeneren en nimiedades sensibleras y paja altisonante".
Y recurre para ello a todo tipo de coincidencias y anécdotas, divertidas y aparentemente paradójicas muchas de ellas, como la ley de Murphy y la mayor probabilidad de que nos suceda lo peor, el resultado perjudicial de propuestas ecologistas, los chistes y la teoría de catástrofes, los versos latinos de Lucrecio y las leyes de los gases, los códigos criptográficos, historias jurídicas, errores lógicos del lenguaje hablado, etcétera. (Y bien que le agradezco, por ejemplo y entre otras cosas, la denuncia del desconocimiento general de aquella humilde regla de tres de nuestra infancia que parece superar, dice él, la comprensión de agudos periodistas que se han dedicado últimamente a especular sobre las medidas de la nueva muñeca Barbie.)
Una buena parte de érase una vez un número, y su estructura en conjunto, nos procura una auténtica limpieza en nuestros juicios, nos enseña a ver qué hay de cierto y cuánto de falso en muchos de los lugares comunes, aplica en fin una metodología matemática y lógica a los modos de mirar nuestro entorno.
Tiende así un puente absolutamente necesario entre nuestra cultura literaria y humanística y la numérica o científica: "Las personas no suelen separar en las conexiones entre las ideas formales de la estadística y las interpretaciones informales e historias de las que han surgido. Creen que los números vienen de un mundo distinto del de las historias, no los ven como síntesis, complemento o resúmenes de ellas".
Quienes conozcan ya la obra anterior de John Allen Paulos encontrarán aquí nuevos despliegues de su estilo y de su ingenio; a los que no la conocen pero están interesados en este tipo de cuestiones, creo que se les puede augurar un buen rato de solaz. Martin Gardner, autor de tantos libros y artículos de juegos y pasatiempos matemáticos que seguramente todos recordamos, nos lo describe como "un rico tapiz de anécdotas, paradojas, lógica, probabilidad, estadística, semántica, filosofía y otras maravillas. Uno no sabe -dice- qué deliciosa sorpresa le aguarda al pasar la página pero puede estar seguro de que aprenderá mucho a partir de este libro, entretenido y alejado de toda superficialidad."