Ensayo

El futuro no es lo que era

Felipe González y Juan Luis Cebrián

2 enero, 2002 01:00

Aguilar. Madrid, 2001. 258 páginas, 2.200 pesetas

Una de las características del mundo editorial actual es el papel creciente del "editor", que no es ya el propietario sino el responsable del seguimiento de cada libro desde que se concibe la idea hasta que llega a las librerías. Del por qué se ha hecho imprescindible es buena muestra esta conversación entre dos personajes públicos españoles, que, para bien de todos y en especial de los dos autores, no debía haberse convertido en un libro. El planteamiento original, una larga conversación sobre la política española en el último cuarto de siglo entre dos figuras notables de la vida nacional, falla en primer lugar por la desigualdad entre las partes. Más que dar réplica a González, Cebrián se convierte en un escolta cuyas afirmaciones van requiriendo la oportuna matización de ex presidente del Gobierno en un continuo lucimiento personal.

El espíritu crítico brilla por su ausencia, dando paso a un majestuoso ejercicio de "mecachis que guapos somos". Con injustificada solvencia argumentan sobre lo humano y lo divino, sin superar, en demasiadas ocasiones, el nivel de charla informal en torno a unas cervezas. Por momentos el lector pasará del susto a la alarma por la pobreza de los fundamentos ideológicos, la presencia de tópicos o los residuos de cultura progre en dos destacados elementos de nuestra clase dirigente. Las formas democráticas, el nivel de educación de la sociedad española y el puro sentido común hacen difícilmente tolerable el reiterado desprecio hacia Aznar y el PP, gusten o no personas y políticas, o la denuncia, a todas luces excesiva, de intrigas y maniobras del Opus Dei en la política española.

Tom Burns, con sus tres excelentes libros de Conversaciones..., nos mostró cómo este género tiene cabida y desarrollo en nuestra literatura política. Cebrián podía haber seguido su estela colocándose en la posición del periodista y forzar a González a centrarse en los temas relevantes, sin concesiones, forzándole a llevar los argumentos hasta sus últimas conclusiones y tratando de evitar ese recurso, tan característico de González, a las medias verdades.

Se ha perdido una excelente oportunidad de escribir un buen libro-entrevista con González. Un personaje que tiene un destacado sitio en nuestra historia política. Un hombre inteligente, con capacidad analítica, escurridizo y hábil, responsable de mucho de lo bueno y no tan bueno de la España actual. Mucho es lo que se escribirá sobre su persona y desde perspectivas muy distintas. Esperemos que en el futuro los editores cumplan con su cometido.