Image: Las perversiones de la lengua

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Ensayo

Las perversiones de la lengua

Bárbara Pastor

2 enero, 2002 01:00

Bárbara Pastor

Planeta. barcelona, 2001. 205 páginas, 2.200 pesetas

El buen uso del lenguaje depende más de la claridad mental y de la sensatez que de los conocimientos estrictamente gramaticales. Este libro de Bárbara Pastor se une a los numerosos repertorios que en los últimos años pretenden orientar al hablante en medio del alud de neologismos y de construcciones erróneas que los medios de comunicación ayudan a difundir con vertiginosa rapidez, incluso cuando los ejemplos nocivos se gestan en otros ámbitos, porque, como indica la autora, "es injusto criticar sólo a los periodistas o a los políticos. El mal uso del lenguaje afecta también a los profesores" (pág. 18).

Y cabría añadir que también a los médicos, a los ingenieros, a los agentes de bolsa, a los magistrados, a los policías municipales, a los panaderos, a no pocos escritores... Más que un libro con estructura bien marcada, Las perversiones del lenguaje es un conjunto de observaciones sobre usos desplazados que pueden perturbar la comprensión del mensaje. Si se proponen formas correctas no es por afán de erigir como pauta suprema las normas gramaticales -a la manera de un purista intransigente, sino porque la corrección y la propiedad léxica son a menudo los únicos factores que garantiza el cabal entendimiento del texto. Así, la afirmación de que "Madrid debe de ser villa olímpica" (pág. 60) dice lo contrario de lo que se pretendía, porque el hablante no distingue entre los valores de deber y deber de, como les ocurre a muchos que hablan en público y hasta se atreven a escribir. Y algo parecido sucede con otras construcciones preposicionales, como advertir (de) que (pág. 65), y con usos claramente impropios en los que la autora se detiene, como dirimir por "medir", enfrentar por "afrontar", prever por "preparar", rechazar por "negar", reclamar por "pedir", restar por "quedar", puntilloso por "riguroso, exhaustivo" o tema por "asunto".

Tampoco faltan aquí muestras de errores tan comunes como la confusión entre mientras y mientras que, o el enojoso uso anglómano de la preposición en cuando se afirma que "estos inmigrantes regresarán a España en tres semanas"(pág. 154) -largo viaje, en verdad- por no decirlo en español: "dentro de tres semanas". El gacetillero que relató hace menos de un año el descubrimiento de los restos del primer marqués de Santillana anunció algo escalofriante al escribir (pág. 155): "La caja mortuoria, que se encuentra en buen estado, se abrirá en diez días". Macabro regodeo, sin duda. Y no hablemos del frecuentísimo uso anglosajón de práctico y prácticamente que no se les cae de la boca a los finolis. "La práctica totalidad de los asistentes" es en español "casi todos los asistentes", y "llegó al hospital prácticamente muerto" es una ridícula manera de decir "llegó moribundo".

Son tantas las "perversiones" idiomáticas vigentes que ningún libro de esta naturaleza puede ser exhaustivo. éste sólo pretende ser útil y hacer hincapié en algunos dislates frecuentes, aunque deje fuera muchos. Y existen afirmaciones discutibles. Así, remarcable no es un "préstamo inglés innecesario" (pág. 168), sino una ya vieja importación -claro que innecesaria- del francés. El mejor modo de evitar el torpe calco hacer referencia a no es utilizar "girar en torno a", como aquí se propone (pág. 139), sino "referirse a". Por último: sí puede haber diferencia entre significado y sentido (pág. 143) al hablar de una obra artística.