Image: ¿Cuál es el futuro de Israel?

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Ensayo

¿Cuál es el futuro de Israel?

Shlomo Ben-Ami

17 abril, 2002 02:00

Shlomo Ben-Ami

Ed. B. 288 pp., 18’50 E. J. A. Lisbona: España-Israel: Historia de unas relaciones secretas. Temas de hoy. 413 pp,. 17’73 euros

Dentro de los conflictos del el Mediterráneo, el conflicto territorial, bélico y moral por antonomasia enfrenta a Israel con Palestina desde 1948, y muy en particular desde 1967. El diálogo que Shlomo Ben-Ami -que fue ministro de Asuntos Exteriores del gabinete Barak y embajador de Israel en España- constituye una pieza de valor complejo.

Antes que otra cosa, porque Ben Ami cuenta y reflexiona sobre las negociaciones que durante los años 90 mantuvieron en vilo a los gobiernos de Israel y a la Autoridad Nacional Palestina y a los mediadores de oficio como EE.UU. y la U.E. La opinión pública mundial siguió con interés la trayectoria de Madrid-Oslo-Camp David. El distinguido historiador y político israelí se centra en el período de su mandato en calidad de responsable de la Cartera de los temas exteriores entre 1998-2000, aunque su formación de historiador le permite situar el conflicto en una perspectiva y con unas acotaciones que rezuman solidez intelectual exenta de pedantería.

En segundo lugar, Ben Ami no sólo recupera el escenario en cuestión y la trama de las negociaciones -hasta ahora fallidas-, sino que se cuestiona acerca del fenómeno sorprendente del Estado, la sociedad y la imagen de Israel durante el ventenio de 1948-1967. Un Israel imbuido entonces del optimismo de la voluntad mesiánica, al que se le sumaría la contribución de los guerreros y campesinos, de los sabras o ciudadanos fundadores de aquella sociedad ahora en trance de mutación radical. Nos encontramos, pues, con el debatible asunto del derecho de la diáspora judía al retorno a la patria (¿real? ¿mítica?); y es tan debatible en tanto en cuanto se continúa hablando hoy del derecho de la población palestina exiliada al regreso a su patria territorial cuando se acaben se ajusten la paz, la coexistencia de los dos Estados y los términos que faciliten la instalación en la normalidad de ambas comunidades.

Para simplificar el contenido enjundioso del diálogo sobre el que se erige este último título de Ben-Ami, vaya por delante que frente a la metamorfosis social de Israel en los últimos 30 años, el autor cree haber encontrado en el "patriotismo constitucional" un sucedáneo al optimismo de la voluntad que caracterizó la etapa fundacional de Israel. Un Israel que aspira al hedonismo material situado por Occidente en la cumbre de sus aspiraciones. Este hedonismo no compagina demasiado con el estado de alerta que vive Israel de resultas del conflicto endémico que mantiene con la población palestina de Cisjordania, Gaza, Jerusalén, etc.

En cuanto a las negociaciones de paz (por territorios) que se produjeron entre 1999-2000 bajo los auspicios de la administración Clinton, Shlomo relata una versión de los hechos que ha ganado crédito. A saber: la indecisión astuta de Arafat habría impedido alcanzar los fines que se venían persiguiendo en los 90. O sea, la responsabilidad histórica según nuestro autor recaería sobre los hombros del discutido Arafat, cuya actuación política ha juzgado Edward Said en Crónicas palestinas.

Mi propia condición de historiador me aconseja dispensar una dosis proporcional de escepticismo sobre el alegato que nos proporciona Ben Ami. Parafraseándolo con la conocida cita del Marqués de Sade , yo añadiría que siempre se es mitad víctima y mitad culpable. Habrá que esperar el juicio de la Historia.

Por su parte, José Antonio Lisbona nos ofrece una síntesis clara de las relaciones hispano-israelíes durante la segunda mitad del siglo XX. Relaciones maltrechas por el extrañamiento entre los gabinetes compactamente sionistas de la etapa Ben Gurion en Israel y las décadas de franquismo, no menos contundentes, en España. Lisbona reconstruye los vericuetos del rapprochement entre Madrid y Tel Aviv hasta el establecimiento de unas relaciones supuestamente normales entre los dos Estados mediterráneos en 1986.

Si bien la prosa de Lisbona es trasparente, no se percibe con idéntica claridad la conexión de su aparato documental con las fuentes que este autor dice haber consultado.