Image: Historia social del conocimiento

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Ensayo

Historia social del conocimiento

Peter Burke

5 septiembre, 2002 02:00

Peter Burke

Trad. Isidoro Arias. Paidós. Barcelona, 2002. 321 páginas, 19’50 euros

En la provincia, a menudo árida, de la Historia, Peter Burke es una notable excepción. Su implacable erudición no se protege en la aridez de estilo, no se empaña con la dicción didáctica o académica.

Historia social del conocimiento, último libro de Peter Burke es, como siempre, un ejemplo de rigor y estilo. Es algo más. Es un compendio o resumen de una trayectoria, de una forma de hacer historia (habrá que entender la expresión, sospecho, en los dos sentidos que admite). Burke vuelve a visitar espacios y tiempos que le son familiares: Italia, Francia, Inglaterra o España, el renacimiento, la primera modernidad. Y vuelve a visitar esos espacios y esos tiempos con la vieja, cada vez más matizada, idea de una historia social y cultural. Esa idea que ha producido libros como Sociología e Historia, La cultura popular en la Europa moderna o Formas de historia cultural.

En este caso se trata de una fascinante historia social del conocimiento y de la cultura: de ese conocimiento, de esa cultura, que ahora estimamos como propios.

A partir de las hipótesis que retratan nuestra sociedad como sociedad de la información, Burke traza la historia de la información y el conocimiento: que se busca y se tiene, se intercambia -se vende o se roba- que se almacena y se clasifica, se institucionaliza.

Inconscientemente tendemos a considerar el conocimiento como algo etéreo, a menudo intangible, como algo que se tiene en un lugar recóndito del cerebro. Sabemos, sin embargo, que se transmite a través de instituciones (escuela, universidad); que se difunde a través de libros, revistas, periódicos o catálogos; que se jerarquiza y se clasifica; que se almacena en bibliotecas o bancos de datos.

Peter Burke detalla la historia de la Europa intelectual, de la "República de las letras". No sólo la historia: también la geografía y la economía, la política del conocimiento.

El fascinante medio social, político y religioso en el que emergieron figuras como Montaigne o Erasmo, Descartes o Leibniz, Montesquieu o Diderot, es analizado con detalle y con cariño, con estilo y con rigor. Bajo los nombres propios se va desvelando la historia de las enciclopedias y las bibliotecas, de los museos, de la clasificación alfabética, de los mapas y las cartas de navegación; como se desvelan los intereses que posibilitan y obstruyen el conocimiento: iglesias, Estados, corporaciones.

Yo, que escribo esto, y usted que lo lee, nos sabemos concernidos por la historia que narra Peter Burke: por el mundo -fascinante- de la letra impresa, por la aventura del conocimiento y sus muchas desventuras.

Hay márgenes temporales, que el subtítulo precisa: de Gutenberg -inventor de la imprenta de tipos móviles- a Diderot -editor de la Enciclopedia-. Entre esos dos nombres, entre esos dos artefactos, se produce una historia en la que se va fraguando el medio intelectual: productores de conocimiento e intermediarios, instituciones y mercados. Esa historia se puede narrar, presumo, de varias formas. Peter Burke elige la mejor. En su Historias social del conocimiento -esa historia suya que es la nuestra- no faltan la emoción y la intriga, la ironía y el humor. En esa historia se trazan los perfiles del continente de la letra. La obra de Burke es uno de sus más estimulantes contenidos: un placer, un honor.