Ensayo

La industria del libro

Jason Epstein

5 septiembre, 2002 02:00

Trad. Jaime Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2002. 200 páginas, 13 euros

En épocas de cambio rápido es más fácil creer en los aspectos destructivos de la naturaleza humana. Algo de esto hay en el pesimismo con el que algunos hablan del futuro del libro. No es el caso de Epstein. Sus cincuenta años de brillante actividad editorial -que incluyen logros como Anchor Books, revolucionaria colección de libros de calidad en rústica, o la revista The New York Review of Books, o su monumental Library of America- le proporcionan datos y argumentos para dictaminar con lucidez sobre el sentido de los cambios habidos en la industria editorial y prever lo que se avecina. Y sus conclusiones son tan sorprendentes como esperanzadoras.

Analiza Epstein el proceso que ha llevado a la concentración editorial y a la desaparición de las librerías tradicionales a favor de las cadenas. Y concluye que ese proceso es insostenible, que la naturaleza de la mercancía está reñida con la necesidad de beneficios rápidos y enormes inversiones que plantea la industria editorial en su actual estadio; y que la solución, de la mano de Internet y otras innovaciones tecnológicas auxiliares -libro digital, máquinas para imprimir libros descargados de fondos digitalizados, etc-, conllevará la desaparición de buena parte de los intermediarios actuales entre autor y lector y la reducción de la tarea del editor a unas pocas pero imprescindibles labores cruciales. Augura Epstein que esta simplificación implicará una vuelta a la empresa pequeña y a la edición artesanal; y que, por lo mismo, el lector buscará en la librería aquello que no encuentra en Internet: ambiente grato y atención personalizada.

Comparte uno de buena gana el optimismo humanista de Epstein, más convincente aún por venir adobado de perspectiva histórica y de un puñado de jugosas anécdotas en las que comparecen escritores como Nabokov, Auden o el gran crítico Edmund Wilson. Son éstas las causantes de que este ejercicio de voluntarioso optimismo deje en el lector un melancólico regusto a elegía por un mundo desaparecido.