Memorias de un mirón (Voyeurismo y sociedad)
Dionisio Cañas
5 septiembre, 2002 02:00
Ensayo ameno y valiente donde teoría y vida se dan la mano, en consonancia con las nuevas tesis del neofeminismo norteamericano, que aboga por la fusión de la experiencia personal y el rigor intelectual. El autor expresa mejor que nadie esta idea unificadora: "Me gustan los párrafos del corazón, lo demás es literatura".
Todos somos mirones. Programas como Gran Hermano logran millonarias audiencias cuando su único mérito es convertir en espectáculo la mediocre vida privada de aquellos que se prestan a "ser observados". Por medio de la televisión, de la fotografía o del ordenador, podemos exponer y vender nuestra vida a la mirada ajena. En estas circunstancias es difícil que sobreviva el voyeur tradicional, tal como se le suele imaginar, mirando por el ojo de la cerradura. A éste le basta con elegir entre las múltiples páginas web dedicadas al negocio de la pornografía.
En el siglo XXI la cámara se ha convertido en el ojo por el que todos miramos. Sin embargo, no todos vemos lo mismo. La mirada desviacionista coincidiría, según el autor, con la aventura creativa: "De la complicidad entre el voyeur y el artista han surgido magníficas obras de arte; de esa lucha contra el empeño de los poderes religiosos y civiles porque no veamos lo que queremos ver han nacido esculturas, cuadros y fotografías admirables". Dionisio Cañas demuestra cómo la obsesión vouyerista de Buñuel, Hitchcock o Almodóvar ha dado lugar a verdaderas obras maestras. Este ensayo, brillantemente estructurado, revisa la mirada erótica a través de la historia y nos facilita las claves para entender el voyeurismo desde todas las perspectivas posibles. Cañas se basa en las tesis freudianas para examinar la psicología infantil y la sexualidad. Se apoya en Nueva York para hablarnos del voyeurismo urbano y en su propia experiencia para describir el mismo fenómeno en ambientes rurales. En el apartado titulado "Las ventanas del mirón", al autor examina las implicaciones del voyeurismo en la fotografía, el cine, la televisión y el ordenador. Destacan, por su agudeza intelectual, el análisis de los múltiples pasajes bíblicos que castigan al mirón así como el epílogo sobre la ceguera y el voyeur.
Todos somos mirones. Programas como Gran Hermano logran millonarias audiencias cuando su único mérito es convertir en espectáculo la mediocre vida privada de aquellos que se prestan a "ser observados". Por medio de la televisión, de la fotografía o del ordenador, podemos exponer y vender nuestra vida a la mirada ajena. En estas circunstancias es difícil que sobreviva el voyeur tradicional, tal como se le suele imaginar, mirando por el ojo de la cerradura. A éste le basta con elegir entre las múltiples páginas web dedicadas al negocio de la pornografía.
En el siglo XXI la cámara se ha convertido en el ojo por el que todos miramos. Sin embargo, no todos vemos lo mismo. La mirada desviacionista coincidiría, según el autor, con la aventura creativa: "De la complicidad entre el voyeur y el artista han surgido magníficas obras de arte; de esa lucha contra el empeño de los poderes religiosos y civiles porque no veamos lo que queremos ver han nacido esculturas, cuadros y fotografías admirables". Dionisio Cañas demuestra cómo la obsesión vouyerista de Buñuel, Hitchcock o Almodóvar ha dado lugar a verdaderas obras maestras. Este ensayo, brillantemente estructurado, revisa la mirada erótica a través de la historia y nos facilita las claves para entender el voyeurismo desde todas las perspectivas posibles. Cañas se basa en las tesis freudianas para examinar la psicología infantil y la sexualidad. Se apoya en Nueva York para hablarnos del voyeurismo urbano y en su propia experiencia para describir el mismo fenómeno en ambientes rurales. En el apartado titulado "Las ventanas del mirón", al autor examina las implicaciones del voyeurismo en la fotografía, el cine, la televisión y el ordenador. Destacan, por su agudeza intelectual, el análisis de los múltiples pasajes bíblicos que castigan al mirón así como el epílogo sobre la ceguera y el voyeur.
