Image: España y sus Ejidos

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Ensayo

España y sus Ejidos

Juan Goytisolo

29 mayo, 2003 02:00

Juan Goytisolo. Foto: M.R.

Hijos de Muley-Rubio. Madrid, 2003. 240 páginas, 35 euros

Si para algo sirve una recopilación de artículos, es para ofrecernos la oportunidad de constatar hasta qué punto su autor fue lúcido al describir los fenómenos de los que se ocupó en el período de tiempo que cubren sus escritos.

Sospecha uno que la mayoría de los artículos que se publican tienen fecha de caducidad. Otros, en cambio, encuentran confirmación en los sucesos posteriores, y hasta ofrecen un modelo adecuado de análisis para acontecimientos que ni siquiera eran previsibles en el momento en que fueron escritos. Los de este segundo tipo, además, deparan al lector la sorpresa de constituir, al ser reunidos según afinidades temáticas, eficientes monografías, más eficaces e inmediatas incluso que cualquier tratado escrito al efecto.

Tal es el caso de los artículos de Juan Goytisolo reunidos en este España y sus ejidos. Abarcan cuarenta años en el tiempo y sus motivaciones fueron muchas y diversas, aunque todas convergen en una clara preocupación por la diversidad cultural y los fenómenos sociales e históricos que la fundamentan. Al ser compilados, revelan que el autor estaba más o menos en lo cierto desde que publicó el primero de ellos, "Testimonios de trabajadores inmigrados", en 1961. Al mirarse en estos inmigrantes españoles en Francia, Goytisolo no sólo reflexionaba sobre el precio humano del bienestar en los países desarrollados, sino que también empezaba a intuir la posible posición aventajada del observador que se sitúa en los márgenes de su cultura y su lengua. El descubrimiento de la depauperada Almería de entonces, reflejado en libros como Campos de Níjar (1959) o La Chanca (1962) lo puso en la tesitura de contraponer al afán de denuncia una insoslayable fascinación estética. El conflicto está presente en todo el libro, y casi podríamos decir que dicta el tono de los virulentos artículos iniciales, indignada imputación contra la sociedad de una provincia que fue patria de emigrantes y que, al enriquecerse, ha contribuido a afianzar la pobreza de otros, los magrebíes y africanos que trabajan en los invernaderos de El Ejido. Goytisolo supo prever esta siniestra ironía y anunciar con 15 años de antelación los violentos disturbios raciales que acontecieron en 2000. El paradójico modelo almeriense, por otra parte, le sirve para descubrir otros "ejidos" reales o potenciales en Canarias, Ceuta, Melilla y el Maresme.

Pero el libro se quedaría en un documento de denuncia si estas constataciones indignadas no se articularan con la posición estética asumida por el autor, con su idea de que la singularidad de la literatura española reside en su "mudejarismo", en su condición de amalgama de culturas. Se entiende mal que este prometedor punto de partida sirva al autor de piedra de toque para rechazar casi todo lo escrito en español desde comienzos del XVI. Lo esencial es que Goytisolo resuelve brillantemente el trámite de inventarse una tradición propia (la constituida por El libro de buen amor, La Celestina, La lozana andaluza...) y sus argumentos invitan al lector a mirar con ojos nuevos esta línea soterrada de la literatura española. En esto, como en su propósito de contagiarnos una sana indignación moral, estos artículos cumplen con el requisito esencial del género: la vocación de persuadir.