Manifestación de shiíes tras el asesinato de Al-Hakim

Las páginas de El Cultural reflejaron en su momento la ambigöedad (por decirlo con un eufemismo) y confusión reinantes hacia principios de este año año en torno a la cuestión de la "maldad" del regimen político de Iraq, de las presuntas armas de destrucción masiva que pudiera poseer el aparato militar de Sadam Husein y de su posible empleo contra blancos y objetivos -israelíes, europeos- en un tiempo récord de cuarenta y cinco minutos.

Ahí están, para quien desee verificarlo en detalle, todo el efecto de rebote que los Informes gubernamentales están teniendo estos días en el gabinete de Tony Blair y en el entramado institucional público (BBC) de Gran Bretaña.

Entre marzo y agosto de 2003, el viraje de la posición de fuerzas actuantes, presencial o a distancia, en el marco de un Iraq postbélico, tiene que dar que pensar al más incauto: la dispar resistencia popular al ejército de ocupación anglo-americano; el asesinato al goteo de los soldados forasteros y de los agentes nativos colaboradores del orden precario (desorden manifiesto) que mal-administra Jay Garner y el atentado contra el ayatollah shii Al-Hakim, todo esto y mucho más, invita a pensar que si las causas de la declaración de guerra contra Bagdad tal vez nunca estuvieron claramente justificadas, ahora están aún menos claras las respuestas a cuestiones tales como: ¿qué regimen político se quiere imponer al pueblo de Iraq?, ¿para cuándo la reconstrucción de la sociedad civil y de la economía -muy dañada- de aquella sociedad medio-oriental? Y, last but not least, ¿quién y en qué momento revelará a la opinión pública internacional el mar de fondo que nos permita seguir de cerca este asunto tenebroso de la segunda guerra contra Iraq?

El libro que ha publicado la profesora Martín Muñoz recientemente intenta responder airosamente a estas tres cuestiones cruciales. Y no sólo a estas tres, sino que la autora ha optado por encuadrar el tema prioritario, que da título a su libro, en las coordenadas internacionales de la "segunda cuestión de oriente" [medio], la que se desata con la aplicación del Tratado de Versalles y que para Oriente Medio experimenta una inflexión agravadora en 1948 con la fundación del Estado de Israel.

Iraq, mandato británico, luego monarquía hashemí y república autocrática bajo los jefes militares que la maltrataron hasta el ascenso al poder de Sadam Husein y de su escudo político, el partido Baas, en julio de 1968, ha venido a ser el campo de batalla elegido por la administración Bush Jr. para llevar a buen fin (?) la pax americana en aquella parte de la geografía terrestre en la que los orquestadores de los diferentes órdenes mundiales han ido ensayando sus desaciertos.

Gema Martín Muñoz ha dado muestras de una bravura publicística memorable al sintetizar para el público español en poco más de trescientas páginas el maremágnum de un siglo accidentado en las bíblicas tierras de Mesopotamia. Es cierto que en ocasiones (sobre todo en la primera parte del libro) la profesora se precipita algo, que en otras la Conferencia de Berlín se convierte en Congreso, y que con frecuencia se prodiga en juicios de valor; pero como no estamos ante una monografía de historiografía erudita, sino ante una síntesis de divulgación sobre una cuestión internacional candente, pienso que observaciones como las anteriormente apuntadas pierden relevancia ante el discurso de Martín Muñoz: comunicativo y documentado, incidiendo críticamente a diestro y siniestro en el manto de mentiras que sepulta la raíz de las decisiones internacionales y nacionales, internas, del propio mundo árabe-musulmán.

En España empezamos a tener cada vez mejores libros de divulgación sobre temas como el que aborda el libro de Gema Martín Muñoz. Indudablemente, Iraq. Un fracaso de Occidente es uno de ellos.