Ensayo

Mis picas en Flandes

Luis Carandell

22 enero, 2004 01:00

Espasa. 383 páginas, 19 euros

Luis Carandell nos contó ya parte de sus recuerdos en El día más feliz de mi vida, libro del año 2000 que atendía a su infancia, a la Guerra Civil y a la primera posguerra. En Mis picas en Flandes completa su ciclo vital desde el ángulo de su profesión de periodista. Hay que recordar que su condición de testigo de importantes acontecimientos históricos se explica por su madera de viajero, y que esta actividad lo llevó a fundar la primera revista de viajes para kioskos, "Viajar", o a dirigir la colección "Andar y ver" de la editorial Maeva.

Estas "picas" de Carandell repasan las aventuras de un periodista de vocación, y no están todas en Flandes. Poco entusiasta del Régimen, el joven "alevín de pez franquista que se pasó a la oposición", redactor de El Correo de Barcelona cuando en los periódicos había botijos, llevaba mal que en España nunca pasara nada. Por iniciativa propia o "desterrado" por el almirante Carrero, Carandell fue un culo de mal asiento perfecto para los reportajes de viajes. El Egipto que destronó a Faruk, el Portugal de la Revolución de los Claveles, Japón en los 50, la URSS en los 70, son algunos de los escenarios que recorren estas memorias. Pero hay otras estampas, algunas breves, que parecen artículos rescatados, sobre rincones de España en el espacio y en el tiempo: las míticas Hurdes, los años sesenta con su aire fresco y su ilusión por el cambio, la Movida de Madrid o la Transición (feliz "haraquiri" de las Cortes franquistas). Estas memorias poco íntimas, son más bien documento histórico y sabroso anecdotario. Lástima la ausencia de material gráfico, como la recordada foto de Susana Estrada con Tierno Galván.