Image: La terapia del deseo

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Ensayo

La terapia del deseo

Martha C. Nussbaum

22 enero, 2004 01:00

Martha C. Nussbaum

Trad. M. Candel. Paidós. Madrid, 2003. 670 páginas, 45 euros

No puede decirse que Nussbaum no predique con el ejemplo. Ha plasmado en numerosos compromisos sociales su convencimiento de que la filosofía debe estar al servicio de los seres humanos.

Su defensa de una reforma educativa que reavive el cultivo de las humanidades o su actuación como testigo pericial del caso "Evans-Romer", ayudando con sus consideraciones sobre la cultura sexual de la Antigöedad a rebatir la II Enmienda de Colorado, que habría cancelado muchos derechos civiles de los homosexuales en dicho Estado, muestran la manera en que esta filósofa estadounidense, profesora de Derecho y ética en la Universidad de Chicago, entiende sus investigaciones sobre la filosofía antigua.

En esta línea se inscribe La terapia del deseo, un concienzudo trabajo sobre la concepción terapéutica de la filosofía en Aristóteles y en algunas de las principales escuelas helenísticas. Mas no se piense por ello que esta obra responde a la moda de reducción del quehacer filosófico a tareas de consultorio espiritual. La analogía entre medicina y filosofía planteada aquí tiene otro significado y alcance. No se trata de transplantar al presente instrucciones para la buena vida formuladas hace más de dos mil años y disponerlas, de modo acrítico, como un recetario, sino de reflexionar sobre una dimensión ético-práctica del pensamiento filosófico, oscurecida por la perspectiva teorética dominante en la modernidad, a partir de un estudio de los modelos helenísticos de filosofía como arte de vida.

El análisis del amor erótico y de la amistad, del deseo y la indiferencia son hitos de este recorrido, de sólida factura académica, en el que Nussbaum, por más que discrepe del punto de vista de Foucault acerca de las prácticas helenísticas del "cuidado de sí" como técnicas de producción del yo, comparte con él la idea de que toda esta vertiente terapéutica del filosofar posee un efecto liberador y desenmascarador de falsas creencias. Tampoco deja de reconocer las paradojas del ideal de desapego del sabio. Pero insiste en que el reconocimiento de que los deseos y valores se han formado socialmente y no son absolutos constituye un logro perdurable del estoicismo y del epicureísmo, que entronca con el ejercicio solidario de la filosofía como crítica de la cultura.