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El futuro de la vida religiosa
José M. Castillo
27 mayo, 2004 02:00
He aquí dos libros distintos: uno es una reflexión sobre la crisis de las órdenes y congregaciones religiosas y el otro es un libro de historia.
Al lector común le agradará más el libro de Le Goff, que es uno de los mejores medievalistas de la Francia actual, y eso a pesar de que no todas las páginas tienen el mismo interés. Son, en realidad, cuatro ensayos, unidos por el protagonista: san Francisco de Asís. Los dos primeros interesarán a todos, porque uno es un retablo de la Europa occidental de los siglos XII-XIII, cuando vivió Francisco, y el segundo es una reconstrucción de su biografía. El tercero -un estudio lingöístico de las obras de san Francisco y sus primeros biógrafos- no sólo es más especializado, sino que es menos concluyente. Y algo parejo ocurre con el cuarto, que es un estudio de los "modelos culturales" del siglo XIII.
La obra de José M. Castillo tiene también su parte de historia: toda la primera parte constituye un estudio de los orígenes del monaquismo, entre los siglos III y VI. Pero la finalidad de la obra es muy actual: desde los últimos años 60 del siglo XX, las órdenes y congregaciones se despueblan (de europeos) y Castillo se pregunta por qué. El estudio de los orígenes le brinda una de las principales tesis del libro: el monaquismo nació porque un grupo de hombres y de mujeres buscaron una ma-
nera de ser "diferente"que les permitiera romper con todos los condicionamientos políticos, sociales, económicos y culturales. Tenía, sin embargo, dos errores de partida: uno, que fue una respuesta al miedo ante un Dios concebido como juez; el otro, que partió de una consideración del placer sexual como realidad maligna. Y esto es lo primero y lo segundo que rechaza el hombre de hoy. A eso se ha añadido -sigue el autor- la frustración de lo principal: en las órdenes religiosas hace mucho tiempo que se presta excesiva atención al poder y a la economía, así quesu porvenir depende, según Castillo, de que recupere el propósito del comienzo: ser "diferentes", pero como algo distinto y emancipado de las preocupaciones por el dinero y el poder, del puritanismo sexual y del miedo a Dios. El lector habrá adivinado por qué vinculo ambos libros: san Francisco tiene mucho que decir sobre esa emancipación, que él propugnó y vivió intensamente. Y el libro de Le Goff lo deja ver.
Al lector común le agradará más el libro de Le Goff, que es uno de los mejores medievalistas de la Francia actual, y eso a pesar de que no todas las páginas tienen el mismo interés. Son, en realidad, cuatro ensayos, unidos por el protagonista: san Francisco de Asís. Los dos primeros interesarán a todos, porque uno es un retablo de la Europa occidental de los siglos XII-XIII, cuando vivió Francisco, y el segundo es una reconstrucción de su biografía. El tercero -un estudio lingöístico de las obras de san Francisco y sus primeros biógrafos- no sólo es más especializado, sino que es menos concluyente. Y algo parejo ocurre con el cuarto, que es un estudio de los "modelos culturales" del siglo XIII.
La obra de José M. Castillo tiene también su parte de historia: toda la primera parte constituye un estudio de los orígenes del monaquismo, entre los siglos III y VI. Pero la finalidad de la obra es muy actual: desde los últimos años 60 del siglo XX, las órdenes y congregaciones se despueblan (de europeos) y Castillo se pregunta por qué. El estudio de los orígenes le brinda una de las principales tesis del libro: el monaquismo nació porque un grupo de hombres y de mujeres buscaron una ma-
nera de ser "diferente"que les permitiera romper con todos los condicionamientos políticos, sociales, económicos y culturales. Tenía, sin embargo, dos errores de partida: uno, que fue una respuesta al miedo ante un Dios concebido como juez; el otro, que partió de una consideración del placer sexual como realidad maligna. Y esto es lo primero y lo segundo que rechaza el hombre de hoy. A eso se ha añadido -sigue el autor- la frustración de lo principal: en las órdenes religiosas hace mucho tiempo que se presta excesiva atención al poder y a la economía, así quesu porvenir depende, según Castillo, de que recupere el propósito del comienzo: ser "diferentes", pero como algo distinto y emancipado de las preocupaciones por el dinero y el poder, del puritanismo sexual y del miedo a Dios. El lector habrá adivinado por qué vinculo ambos libros: san Francisco tiene mucho que decir sobre esa emancipación, que él propugnó y vivió intensamente. Y el libro de Le Goff lo deja ver.
