Ensayo

Derecho a la verdad

Andrés Ollero

13 octubre, 2005 02:00

Andrés Ollero. Foto: J., Martínez

Eunsa. Ediciones Universidad de Navarra. Barañaín, 2005.226 páginas, 14’50 euros

Andrés Ollero es uno de los intelectuales conservadores más constantes en su análisis de la realidad. Su obra es extensa y su presencia pública habitual.

Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Granada, fue miembro del Parlamento durante diecisiete años. Dejó la política activa con el Partido Popular en lo alto del poder y actualmente desempeña su cátedra en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Este volumen pone al alcance de cualquier lector ocho textos aparecidos en lugares y ediciones de difícil acceso. Viene precedido por un prefacio en el que el autor contextualiza su obra y un artículo escrito ex profeso para este volumen en el que caracteriza los tiempos que corren como una "Edad de los Derechos" en la que estos últimos están hipertrofiados. Sin embargo, el "derecho a la verdad", eclipsado por un rampante relativismo requiere, en su opinión, una urgente puesta en práctica en el ejercicio cotidiano de la ciudadanía.

Los ocho artículos que componen la primera parte plantean distintos dilemas morales surgidos con la modernidad. Ante ellos el cristiano, "como experto en humanidad", debe responsabilizarse sin caer ni en el racionalismo del "homo faber" ni en una neutralidad axiológica moralmente esterilizante. Pero la reflexión sobre la tolerancia no podía quedar al margen. La tolerancia se ha convertido en una curiosa necesidad para el mantenimiento de la democracia y del mercado.

La segunda parte contiene dos reflexiones en las que Ollero aborda ciertos aspectos de la practicidad del diputado en las Cortes españolas. Aquí recuerda el autor que cuando entran en conflicto las convicciones personales y los intereses políticos el parlamentario no se debe abandonar únicamente a la actividad legislativa. Las convicciones han de tener un peso que con frecuencia se ve aligerado por un exceso de pragmatismo. Se cierra este volumen con un recordatorio de la escasez de medios con los que trabajar el parlamentario español.