Ensayo

Pasolini. Palabra de corsario

VV. AA.

27 octubre, 2005 02:00

Foto: Archivo

Círculo de Bellas Artes. Madrid, 2005. 349 páginas, 17’50 euros

Pier Paolo Pasolini (1922/1975), un nombre inscrito por derecho propio en la historia del cine italiano de posguerra, fue además un contumaz crítico y uno de los grandes creadores europeos de la segunda mitad del siglo XX.

El director de Mamma Roma, Teorema y Decamerón llegó al cine procedente de la filología y la pintura, la poesía, el ensayo, la historia del arte y la filosofía. Pero también después de haber sufrido traumáticas experiencias personales (la muerte de su hermano a manos de las guerrillas de Tito y su pronta expulsión del Partido Comunista acusado de "actividades deshonestas" por homosexual). Su mentalidad de "animal herido, expulsado de la manada", según propia definición, le vuelca contra la derecha, contra la izquierda y, por ende, contra los pilares de la sociedad italiana de su época: la Iglesia, la Democracia Cristiana, el PCI, el sistema educativo (llega a exigir la abolición de la Enseñanza Secundaria obligatoria), la "estupidez delictiva" de la TV y, naturalmente, contra la mayoría de artistas y pensadores coetáneos, a los que acusa de "mirar hacia el otro lado de la realidad".

Esta faceta de intempestivo y contradictorio polemista, atraído apasionadamente por los jóvenes proletarios de los suburbios romanos, le granjea muy pronto el estigma del intelectual incómodo y queda aislado en su "atormentada inteligencia", calificación que el propio Pasolini atribuía con simpatía a Pablo VI.

Este libro tiene notables méritos, pero el primero consiste sin duda en ofrecernos un compendio, a través de una treintena de especialistas, de los diferentes aspectos de la obra de Pasolini, y muy en particular de su poesía, crítica y pintura, junto con artículos, cartas y entrevistas que contribuyen a conformar el ideario de este escritor inadaptado que, para la burguesía, fue siempre un traidor, y para el proletariado, a cuya causa se entregó, no cruzó el umbral de un extraño "que gustaba de pagar un precio por bajar a perderse en el infierno".

Mariano Maresca y Juan Ignacio Mendiguchia completan el corpus con un "léxico pasoliniano" que condensa el esquema de valores de quien fustigó con tanta libertad, generosidad y crudeza a su época que se convirtió, poco a poco, en "una voz cada vez más inaceptable para todos". Entre los valiosos trabajos recopilados, el de Fernando Gonzalez sobre el estilo cinematográfico de Pasolini incluye el interesante análisis de que, en todas sus películas, están ausentes las distancias medias y las focales medias, que en el montaje garantizan la fluidez y la naturalidad. Para Pasolini, este plano se corresponde con la ideología del hombre medio, burgués, al que opone la violenta fragmentación del suburbio proletario con sus héroes trágicos y sus jóvenes desheredados.

Pasolini admitía que solía arremeter en sus críticas con su "acostumbrada violencia e insaciabilidad", puesto que en Italia "incluso la protesta es conformista". Resultaba tan incómodo para tantos sectores, que la noche en que fue asesinado en una playa de Ostia, el 2 de noviembre de 1975, "casi todos se sintieron aliviados por su desaparición". Vivió tan al filo de la vida que, en la última entrevista que concedió, la víspera de su muerte, hacía esta premonición a Furio Colombo: "Tú no sabes quién está pensando en matarte ahora. Pon este título, si quieres: Todos estamos en peligro".