Ensayo

Huellas

Ernst Bloch

1 junio, 2006 02:00

Traducción y notas de Miguel Salmerón. Alianza/Tecnos. Madrid, 2005. 179 páginas, 19’9 euros

De la importante obra de Ernst Bloch sólo se conoce y reconoce -sobre todo en colectivos filosóficos y teológicos españoles- El principio esperanza, un texto de síntesis final, publicado ya en el crepúsculo de su fecunda vida de escritor y profesor, después de diversos exilios, uno de ellos forzado (por su condición de judío, en EE.UU.), y otro en la modalidad del "exilio interior" (como profesor vigilado en Alemania Oriental).

Todavía recuerdo su silueta espigada y quijotesca, al caer la tarde, recortándose en el cielo crepuscular de un día de otoño en Töbingen, una vez retornado a la Alemania Federal. Yo era entonces estudiante de filosofía y de literatura alemana (primero en Bonn, luego en Colonia; pasé unos días en esa hermosa ciudad en la que Bloch era magister).

Su obra, que se desparrama en multitud de textos, algunos más filosóficos, otros más literarios, siempre interesantes e incitantes, se conoce mal en nuestras latitudes. Por eso es una excelente noticia que la Editorial Alianza/Tecnos, a través de una de nuestras mejores colecciones de filosofía, la colección Metrópolis, haya emprendido la edición de este bello texto titulado Huellas.

En él Ernst Bloch se ejercita en un estilo a mitad de camino entre la parábola rabínica (de estilo tradicional jasídico) y el aforismo narrativo de amplio aliento que plasma Nietzsche en las obras de su período medio, especialmente las más conseguidas, como son Aurora y La gaya ciencia (o La ciencia jovial, como a veces se traduce Die frühliche Wissenschaft). Se trata de pequeños textos que van componiendo una colección de breves narraciones con final abierto (y con lección moral siempre poliédrica). No se trata de fábulas - al estilo de Esopo o La Fontaine- con una única moraleja, ni de un paisaje (textual) moralizado de naturaleza didáctica. Son historias de compleja e imprevisible interpretación, pero que inciden en los misterios de la existencia, en el azar, en el destino (o en la intersección de carácter y destino). Muy bien traducidos por Miguel Salmerón a partir de una escritura alemana nada sencilla.

El libro se inicia con un esclarecedor prólogo de José Jiménez que nos orienta respecto al experimento textual que en dicho libro realiza Bloch, a la vez que desvela el trasfondo filosófico y teológico de este "Scheling marxista" del siglo veinte, según lo caracterizó Habermas en su tesis sobre el filósofo idealista.

José Jiménez ha tenido a Ernst Bloch, en su fecunda trayectoria en el terreno de la estética y de sus fundamentos antropológicos, como uno de sus principales inspiradores: el Bloch del Espíritu de la utopía; el que, a diferencia de Proust, de Freud o de Platón, quiere guardar siempre memoria del porvenir (para decirlo en una expresión de Carpentier).

Un libro necesario que debe ser continuado con la sucesiva publicación de nuevos textos de este clásico alemán, vecino a Adorno, Benjamin y Lukacs, que fue Ernst Bloch.