Ensayo

Setién, un pastor entre lobos

Jesús Bastante

1 junio, 2006 02:00

Setién

La esfera de los libros. Madrid, 2006. 352 páginas 23 euros

En momentos en que casi todos los españoles que leen libros tienen in mente el asunto del nacionalismo vasco y del catalanismo, este libro es, por lo pronto, oportuno y, por la misma razón, un crítico que quiera ser ecuánime lo tiene muy difícil, si él mismo ha tomado partido.

¿Y quién no lo ha tomado? Me guardaré, pues, mi partido y explicaré el de Jesús Bastante. (¿Y el de Setién?, se preguntará algún lector. El de Setién es el asunto del libro.)

El informador de temas religiosos de ABC ha llevado a cabo todo el esfuerzo exigible en un tema tan delicado como es la biografía de uno de los principales mentores del "plan Ibarretxe" (intervención de Setién que es una de las cosas relevantes de las que aporta este libro, que no son pocas). El esfuerzo no ha resultado todo lo fructífero que debería haber sido porque el obispo no se ha prestado a hablar con Jesús Bastante, al parecer por otro libro suyo, Los curas de ETA, que no le había gustado. El autor ha tenido que basarse, por tanto, en conversaciones con otras personas -muy diversas y numerosas, no pocas de ellas relevantes a juzgar por lo que revelan- y se ha sumido en la lectura atenta de los propios escritos del que fue obispo de San Sebastián. Con ello, pergeña una buena biografía y rehace una trayectoria que se ciñe principalmente -casi exclusivamente- al papel político de Setién.

Esto es lo que más llama la atención. Es lo mismo que sucedió cuando se publicó, hace años, el borrador de las memorias del cardenal Tarancón. Todo es política. Lo pastoral brilla por su ausencia y, cuando asoma, lo hace tímidamente y en relación más o menos estrecha con la política. Se trata de dos hombres que han vivido momentos políticos trascendentales para la iglesia española, es obvio. Pero, al final, lo que resulta de sus propias manifestaciones es como si, en los Hechos de los Apóstoles, se nos narraran los viajes y las predicaciones de san Pablo y llegáramos a la conclusión de que el apóstol no habló por todas partes de la resurrección de Cristo, sino del derecho de autodeterminación de los pueblos que recorrió, entre Jerusalén y Macedonia. En este sentido, el libro es un cumplido y generoso relato de algo que resulta difícil de entender. Hay un momento en que Bastante recoge la pregunta que otro obispo español -José Manuel Estepa- debió hacerle a Setién en cierta ocasión: si se había preguntado alguna vez por qué la gente llenaba las iglesias en Madrid y dejaba vacías las de San Sebastián. No sabemos cuál fue la respuesta. ¿La hubo? Sería importante saberlo porque no es verosímil que Setién no se lo preguntara ni actuara en consecuencia. Pero es el mismo obispo quien podría haberlo explicado y no se ha prestado, sin duda en uso del derecho al silencio.

El libro es ameno, ágil, y he dicho generoso; hace el autor todo el esfuerzo necesario para dejar hablar al obispo, siquiera sea por medio de sus textos. No busca en ellos recovecos ni equívocos. No tuerce frase alguna. Casi rezuma buena voluntad, sin pasarse. Da la impresión de que ha intentado realmente entender a Setién y que ha embridado la pluma para dejar al lector que piense por su cuenta. Eso es de agradecer. Y mucho. El problema es que este lector conocía ya la obra impresa del obispo de San Sebastián; se ha embarcado en la lectura de este libro con el deseo -real- de encontrar lo que allí no había encontrado, que es la clave -la episcopal, no la política- de su derrotero. Y continúa sin hallarla. Pero no quiero juzgar más que el libro y es un libro que merece la pena.