Ensayo

Fungairiño

Isabel Sansebastián

28 junio, 2007 02:00

La Esfera. Madrid, 2007 472 páginas, 22 euros

Este libro es un relato muy completo de treinta años de lucha jurídica y policial contra la banda terrorista ETA. Al lector le extrañará que se haya preferido titular con el protagonismo del fiscal Eduardo Fungairiño, que ha sido importantísimo pero que responde a sólo una parte de la historia. Quizá la autora ha querido simbolizar la importancia del mayor enemigo que ha tenido ETA (p. 87) o quizá todo sea un efecto de la abundancia de documentación que ofrece. El caso es que el resultado conforma un completo trabajo con información muy valiosa, especialmente en estos tiempos de cortejos negociadores con la banda, en el que el fiscal defenestrado es protagonista principal aunque no único.

Los episodios reunidos asombran y alarman. Uno de los motivos de seria inquietud es la penetración de la utilidad política en el laboratorio jurídico en el que se estudia y se decide la aplicación de la ley a los crímenes de ETA. Isabel San Sebastián sostiene que la eliminación de Fungairiño como fiscal jefe de la Audiencia Nacional respondió al egoísmo político de quienes supeditan la independencia de actuación de la justicia a sus propósitos; fue destituido por un fiscal general que aplica la ley en función de las circunstancias políticas y sociales (p. 86, entre otras), entregada su cabeza "a ETA en prenda de buena voluntad y tributo de entendimiento" (p. 428).

El telón de fondo del libro es el proceso de negociación del Gobierno Zapatero con la banda terrorista, que la autora describe con minuciosidad. Leídos estos capítulos ahora, de un tirón, queda de relieve la gran cantidad de información aportada sobre el proceso por algunos medios, que otros han desconocido o han ocultado en una impropia actitud de escolta del poder político, empeñado en negar las evidencias. Pero el núcleo del relato es el avatar de la lucha judicial contra ETA desarrollada especialmente en la Audiencia Nacional desde su fundación en 1977, cuando era ministro de Justicia Lavilla, a quien Leopoldo Calvo Sotelo considera el gran jurista de la Transición. En la Audiencia ha habido grandes aciertos, actitudes encomiables, como la de los fiscales "indomables", trágicos sufrimientos, como los asesinatos perpetrados por ETA, empezando por el de la recordada fiscal Carmen Tagle, eficacia en la persecución de ETA y también interferencias políticas de lamentable efecto.

En este sentido, el libro de Isabel San Sebastián es un archivo histórico, en el que podemos encontrar los anales de los GAL, referencias oportunas de algunos de los más triste-mente célebres etarras, algunas desquiciantes intervenciones del periódico El País, la eliminación del juez Gómez de Liaño, la omnipresencia del juez Garzón donde se le llama y donde no se le llama, los entresijos del pacto antiterrorista con la vigilante gestión del ministro Mayor Oreja, y el atentado del 11-M. Complementado con trece semblanzas de miembros significativos de la judicatura, bien escrito, con estilo periodístico, estoy seguro de que el lector encontrará el libro muy clarificador, muy útil.