Memoria de ayer
Justo Merino
30 enero, 2000 01:00Y consiste, la materia de estos diez relatos sumados a la novela breve que da título al volumen y unidad temática al conjunto, en narrar historias mínimas, vidas apiladas a un medio huraño, confinadas a la repetición de sus tareas ("Picapedrero"), dañadas por la degradación ajena ("La tonta"), o por la impotente certidumbre del abandono ("Lo que la mula ve"). Sobre esa geografía humana de historias ciertas o inventadas puede leerse el sentimiento a la tierra, el desamparo trágico... Porque una voz en primera persona enfatiza lo que, sin expresarlo, sugiere su tono poético. El tono que acompaña al recuerdo, aunque no siempre sea cálido lo que éste evoca. Y es que somos nuestra memoria, escribió Borges. Y a ella se somete el narrador de lo más logrado de este libro: Memoria de ayer (premio "Ciudad Real" de Novela Corta). Al relato de una infancia sometida a otra, al retrato de dos mundos sociales irreconciliables. Es el recuerdo de un personaje evocado, con la fuerza de impresiones fugaces y diálogos sincopados, en la conciencia de otro personaje. Un buen argumento para corroborar la fuerza expresiva de un autor subrayado por tantos merecimientos.