El engaño de Beth Loring
Fernando Schwartz
29 noviembre, 2000 01:00En esa flaqueza reincide El engaño de Beth Loring. Ofrece en él la historia de una mujer que arrastra una vida marginal y sórdida y ambiciona un proyecto fantástico: negar su pasado reinventándolo y legar a su hija el patrimonio de ese invento sumado al diseño de un futuro perfecto. A ese plan dedica su vida desde que se instala en un pueblo de la isla de Mallorca, un lugar que a su llegada -en los años 60- se le ofreció como varadero de vidas singulares (intelectuales, artistas, aristócratas) de las que va obteniendo el beneficio que necesita para la "gigantesca mentira" sobre la que hará crecer su "secreto".
Así se nos encomienda lo más sugestivo de un argumento justificado en la defensa de la enloquecida necesidad de fantasía que necesitamos los humanos. La idea, válida por la perspectiva que la va trazando, de un coro de voces -auxiliados por un narrador innecesario- que a modo de cronistas rehace, ordena, corrige y discute los detalles de todo lo que sucedió desde entonces hasta nuestros días, intenta completar sus intenciones introduciendo, de costado, el paisaje social, político, urbanístico y cultural de la España que va del franquismo a la Transición, y de ésta a nuestros días. Y tan ambicioso proyecto la vuelve torpe e insuficiente. Le falta lo que L. Mateo Díez resumió así: "un equilibrio lo más lúcido posible entre imaginación, memoria y palabra".