Image: El último viaje de Eliseo Guzmán

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Novela

El último viaje de Eliseo Guzmán

JUAN ANTONIO BUENO ÁLVAREZ

10 octubre, 2001 02:00

Premio Andalucía. Alfaguara, 2001. 368 págs., 2.150 ptas.

ésta es la tercera novela publicada por Juan Antonio Bueno álvarez (1961). Con ella este autor madrileño nacido en Cataluña ganó el XVI Premio Andalucía de Novela. Hallazgos como este justifican la validez de los premios literarios, tan numerosos y de efectos perversos en un sistema mediatizado por intereses espurios. Habrá que felicitar al autor por haber urdido una novela de alto mérito literario, tanto en la destreza con que se ha construido una trama compleja, desarrollada con naturalidad, como en la integración de una desgraciada peripecia familiar en la historia colectiva de España en el siglo XX.

El último viaje de Eliseo Guzmán narra la evolución de una familia enriquecida y arruinada en un siglo. La fortuna de los Guzmán se fraguó con el viejo indiano que regresó a su Andalucía natal para invertir su riqueza en tierras. Pero la suerte cambió a comienzos de la guerra civil con el mortal paseo sufrido por el hijo del cacique y padre de Eliseo, protagonista de la novela. Eliseo tenía entonces 15 años. Ahora, con 75, es un viejo amargado que no puede valerse por sí mismo. Vive en Madrid, alejado de su pueblo, sabe que se acerca su muerte y quiere despedirse de lo que fue suyo. Sólo había regresado seis veces, y a escondidas, en 28 años. Ahora, con ayuda de sus dos hijos varones, vuelve a la Casa Grande un fin de semana. Tiempo suficiente para despertar los fantasmas de una familia desgraciada en su cadena de frustraciones, rencores y amarguras.

Como los cinco actos de una tragedia clásica, la novela se divide en cinco capítulos. Este diseño externo cumple una doble función: orienta las pausas en su lectura y, sobre todo, facilita la dosificación de los materiales narrados, que, así, se ordenan en una gradual suspensión de la intriga acorde con el movimiento climático seguido en la rememoración de esta tragedia familiar. Un narrador omnisciente es el responsable último del texto, en el cual se suceden con fluidez y armonía los diálogos fundidos en el tejido narrativo. Pero la estrategia narrativa entra de lleno en la omnisciencia múltiple y selectiva. Pues el discurso combina de modo admirable diálogos narrados y monólogos interiores de los personajes. Con lo cual se favorece un enriquecedor perspectivismo que revela su máxima pertinencia en la recreación de los mismos episodios rememorados desde puntos de vista diferentes y complementarios.

En dichos episodios se sustenta el eje vertebrador del relato. Son el asesinato del padre en la guerra, la locura de la mujer sacrificada en un matrimonio sin amor, el embarazo de la hija soltera y el enfrentamiento generacional con los dos hijos varones. El ensamblaje entre la dimensión familiar de estos episodios y su alcance colectivo se ha logrado con toda perfección. De manera que el mismo suceso está en el origen de la tragedia de los Guzmán y de la trágica historia del lugar en la guerra civil. Más tarde, una ancestral concepción del honor -encarnada en una de los dos Españas- fuerza a los Guzmán a marcharse del pueblo. Y así se anuda este rosario de pasiones y fracasos en el que todos son desdichados: el padre, porque ha visto el declive de su linaje; la madre, por sublimar en la locura su verdadero amor; y la hija, enterrada en vida para ocultar su maternidad. En todo ello hay ecos de García Márquez, de Rulfo y, al final, de las tragedias de García Lorca, como herencia bien asimilada en una novela de probada calidad literaria.