Image: Recuperación

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Novela

Recuperación

J. M. SUASSI

24 octubre, 2001 02:00

El Acantilado. Barcelona, 2001. 108 páginas, 1.300 pesetas

Poca presencia tienen los autores debutantes en la estupenda colección de narrativa de El Acantilado. Sin embargo, que sus responsables son sensibles a los latidos de la literatura última lo demuestra un catálogo donde, junto a grandes nombres y no menos grandes títulos de la literatura universal aparecen de vez en cuando perlas más recientes.

Es el caso de esta novela breve de J.M. Suassi, nacido en Manacor hace 36 años, bautizado ya en el terreno de la poesía -Raíz celebrante, su primer poemario, fue publicado en 1998-y en el más árido de la traducción, donde ha volcado al castellano autores rusos como Yessenin, Klebnikov o Babel. Estos son los datos que arroja la ficha biográfica que sus editores han incluido en la solapa de su primera novela.

Lo primero que llama la atención de Recuperación es su inusual voz narrativa: un yo excéntrico empeñado en contarnos detalles de su pasado más íntimo a la vez que nos da pistas sobre una ambientación que al principio sólo vislumbramos, y que va cobrando fuerza a medida que avanza el relato. Es una voz que guarda un próximo parentesco con el flujo de conciencia, pero que no llega a alcanzarlo: se queda en desordenado caudal de información. O acaso sólo desordenado en apariencia, porque poco a poco la anécdota cobra cuerpo y el narrador nos lleva hacia su terreno casi sin que nos demos cuenta. Sin sobreinformar, sin que las imprecisiones o las miradas al intimismo resulten excesivas. El equilibrio de esta voz nada impostada llega a ser perfecto. Y también su profundidad psicológica, que desde luego cada vez parece más cerca de la patología -de lo enfermizo, lo obsesivo, lo reiterativo- que de la excentricidad.

Luego tenemos la anécdota, original y bien resuelta: el hijo atormentado que ha malvendido cuanto había en la casa familiar y que desea ahora recuperarlo como sea. Para ello, y gracias a que le ha tocado la lotería -¿recurso algo forzado?- se dedica a perseguir por medio mundo el mobiliario de época que constituyó la fortuna familiar. A medida que va teniendo lugar la recuperación, el personaje va haciendo descubrimientos que cambiarán sus puntos de vista, incluido algún que otro truculento final de ciertos personajes secundarios, para al final descubrir, contradiciendo a su madre, que "hay seres excepcionales […] y también hay cosas que no son tan expepcionales" y -más importante enseñanza- que "la vida es una encerrona". Todos estos ingredientes, y la sabiduría con que se mezclan en estas páginas, hacen de esta una excepcional y brillante primera novela.