Novela

Solos en los bares de noche

Toni Montesinos

24 abril, 2002 02:00

Mondadori 151 páginas, 13 euros

Esta es la historia de una huida y un regreso. De un joven que huye de un pasado turbio, de la rabia y a todo ello regresa para perpetrar una venganza inútil. Busca una "isla" en la que sacudir sus recuerdos. Ese lugar se concreta en un espacio real y a la vez simbólico: Dublín. Allí le conduce una idea obsesiva: beberse el recuerdo a tragos. Sólo tiene veinte años y ya ha optado por vivir sumergido en esa tregua irónica, hasta que un telegrama provoca su vuelta.

Hasta aquí un argumento cuya materia no destaca por su originalidad. Sí la sostiene, en cambio, una exigente planificación del desarrollo y la arquitectura, pero eso no evita la sensación de que su propuesta se quede en un argumento difuso. Esos son sus puntos vulnerables. En cambio, lo que leemos es un relato persuasivo, sutil, enigmático.

Quizá esto se deba a que Toni Montesinos (Barcelona, 1972, autor de los libros de poesía El atlas de la memoria, Libro de melancoholismo, La ciudad gris) no es poeta o novelista, sino escritor. Pero volviendo a su exigente medida de la composición narrativa hay que destacar que en ella están dos de sus logros: la perspectiva y el tono narrativo. Los dos descansan en el personaje de la camarera de las Ramblas, alguien consciente de que su posición, al otro lado de la barra, le confiere el privilegio de ser espectadora y receptora de fragmentos de vidas que, como la de Diego, son susceptibles de ser narradas. Así convierte a Diego en su personaje y se apropia de su historia. Su voz es la que nos embauca en ese juego que representa la estrategia esencial de la literatura: mezclar lo real, lo posible y también, ¡¿por qué no?!, lo imposible.