Ella y ninguna
M. A. Velasco
26 junio, 2002 02:00Ella es la voz de una mirada infantil, la de una niña que crece en álgaba, un lugar lleno de secretos en aquellos años de su primera infancia. Ella es quien cuenta su niñez mientras va recorriendo escenas de sus andanzas, de la historia familiar, de las gentes de esa ciudad de provincias "seca y quieta", de "todo lo que cupo en ese tiempo" en que vivió al cuidado de una abuela y un montón de tías. Ella quien sugiere el retrato del panorama político y social del país a través de palabras que no nombran sino lo que su perspectiva inocente es capaz de percibir. Ella es quien interpreta la vida a partir de un juego infantil improvisado ante dos espejos de un cuarto de la casa: puesta en medio puede ver su imagen en una enigmática sucesión de repeticiones en las que puede reconocerse, saber que es ella, salvo la más distante, a la que llama "Ninguna". Esa distancia le fascina, y esa fascinación actúa como cuerpo y razón de su historia.
Una historia sin estridencias en la que se confunden, con brillantez, el relato y su lenguaje, y con enigmática sutileza el principio y el final.