Image: F.

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Novela

F.

Justo Navarro

6 febrero, 2003 01:00

Justo Navarro. Foto: Mitxi

Anagrama. Barcelona, 2003. 124 páginas, 11 euros

El lector que conozca la producción anterior de Justo Navarro (Granada, 1953) podrá preguntarse si este nuevo título debe sumarse a la obra narrativa del escritor, puesto que F. no cuenta, en rigor, una historia de ficción, sino que constituye una personalísima evocación de un individuo histórico: el poeta, traductor y crítico catalán Gabriel Ferrater (1922-1972), que había prometido -y lo cumplió- poner fin a su vida antes de cumplir los 50 años.

Hay que advertir que F. no es una biografía de Ferrater, aunque Navarro se haya servido de abundantes monografías, estudios y testimonios orales, escrupulosamente deta- llados al final. Se acerca más bien a la semblanza, con una mezcla de prosa narrativa y ensayística que para otro escritor menos diestro hubiera resultado de difícil resolución. Pero, aun siendo mucha y pertinente la bibliografía que se ha manejado, la selección de unos datos y la exclusión de otros, su disposición en el relato y el conjunto de juicios y conjeturas que los acompañan, hacen de F. una creación enteramente ficcional. De este modo cobra sentido lo que el autor advierte al comienzo del libro: "Todos los personajes y lugares, rea-les o ficticios, sólo aparecen como personajes y lugares imaginarios". Navarro ha procedido a crear un personaje muchas de cuyas características coinciden con las de un ser que tuvo existencia real, pero que, como creación literaria, posee una naturaleza autónoma -o, dicho al modo unamuniano, es tan verdadero como el otro-, al igual que sucede con muchos personajes literarios que nacieron a imagen y semejanza de seres vivos, independientemente de que el autor respetara en el texto su nombre o lo desfigurase. Lo de menos es, por tanto, que el Ferrater de F. coincida con un Ferrater real que, a la postre, no existe, porque de él sólo poseemos imágenes distintas, perfiles, interpretaciones diversas, puntos de vista diferentes. Lo decisivo es la fuerza y la coherencia con que Navarro compone, sin conocimiento directo y valiéndose tan sólo de testimonios y escritos ajenos, su particular visión -una imagen más, en suma- del notable escritor catalán.

Considerado de este modo, el trabajo del autor es una muestra de excelente literatura, ya desde el planteamiento del libro, desde su frase inicial -reiterada en el lugar equidistante de las últimas líneas del relato-, que aprovecha la estructura del arranque narrativo tradicional para crear una expectación por el carácter insólito y sorprendente de la información que ofrece: "Hubo una vez un hombre que a los treinta y cinco años prometió no vivir más de cincuenta". Y lo mismo habría que decir de la libertad de la escritura, con su vaivén de tiempos y de ángulos narrativos, con su inclusión de la segunda persona en el mismo decurso que comenzaba con la tercera y admitía interferencias de la primera: "Lo licenciaron, leía, bebía, fumaba [...] Vivía días hipnotizados después de despedirse definitivamente del cuartel [...] Tres años entre Burdeos y Libourne, dos años y un mes en cuarteles del Alto Aragón: podemos llamar a esto una sesión brutal de hipnosis [...] Ahora eres libre, o estás solo [...], incluso se te han ido las palabras..." (pág. 28). El relato avanza, retrocede, anticipa informaciones, se desarrolla apoyándose en centros de interés, al margen de la secuencia cronológica de los hechos. La selección de datos ayuda sobre todo a delinear la imagen del personaje adulto -cultísimo, deslumbrante por su conocimiento de lenguas, seductor por su aguda inteligencia-, aunque deje un tanto en penumbra los caminos de su formación intelectual, reducidos casi exclusivamente a las reiteradas noticias acerca de su tarea como traductor, insuficientes por sí mismas para explicar los saberes alcanzados por el personaje a una edad relativamente temprana y que contrastan, por otra parte, con el exceso de datos sobre cuestiones de menor cuantía, como casi todo lo referido al matemático Galois en el capítulo 33. Sí se hace hincapié en su precaria vida sentimental, hecha de relaciones fugaces, en el creciente papel de la bebida, en el desencanto progresivo que parece invadir a Ferrater.

En resumen: una obra que vale la pena leer, no sólo por el interés del personaje, sino, muy en especial, por la configuración literaria que proporciona a esta semblanza peculiarísima la prosa de Justo Navarro.