Image: Viaje desesperado

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Teatro

Viaje desesperado

Escena Contemporánea acoge lo último de Alfonso Armada, Los niños no pueden hacer nada por los muertos

6 febrero, 2003 01:00

Mayte Agirre ha dirigido la obra

Alfonso Armada vuelve a la escena después de casi un lustro sin estrenar y lo hace con un texto que aborda un asunto de primera plana: la inmigración. Armada explica que, afincado desde hace cuatro años en Nueva York, Los niños no pueden hacer nada por los muertos fue fruto de un taller de escritura impartido por una de las intérpretes y autoras más atrevidas de la escena neoyorquina, María Irene Fornés: "Fue toda una experiencia intentar escribir las escenas en las que estaba atascado directamente en inglés y leerlas inmediatamente a un grupo de desconocidos".

El texto está protagonizado por inmigrantes ilegales que buscan llegar el mundo occidental, por los polizones que emprenden travesías arriesgadas y terminan sus vidas en muchas ocasiones trágicamente, siendo pasto del mar y de los periódicos. De ahí procede la inspiración de la obra: "La noticia de un grupo de inmigrantes chinos encontrados en el interior de un contenedor en el puerto de Seattle y la historia de su pavorosa agonía me impulsaron a escribirla", dice el autor. También la lectura apasionada de Kenzaburo Oé.

La pieza ha sido coproducida por el festival Escena Contemporánea y Agerre, de San Sebastián, productora de la actriz Mayte Agirre. Ella la dirige y según dice encuentra un texto "de muchas imágenes y muchos sentidos". Un container ocupa la escena y de él salen y entran una galería de personajes -"niños envejecidos", apostilla Agirre, "porque yo he querido darle un sentido muy juvenil, que parezcan niños"- para contarnos las razones que les empujaron al viaje. De tragedia poética la califica Agirre, en la que las acotaciones juegan un valor más que orientativo, que permiten al autor expresar opiniones y estados de ánimo; tanto es así que la propia directora las ha incorporado en algunas escenas como material dramático para que sean pronunciadas por los actores.

Sin que lo hubiera ideado de antemano, Armada comenta que esta pieza cierra su trilogía teatral sobre los estragos que causa el capitalismo y que vendría a completar a Sin maldita esperanza y El alma de los objetos. En esta ocasión, su pretensión al escribirla, como casi todo su teatro, "es que sirva de reactivo íntimo contra un estado de cosas deplorable" porque en su opinión el teatro, a diferencia del cine, tiene la virtud de intervenir más eficazmente en la memoria y la existencia del público. Teatro combativo, teatro para pensar. En la Cuarta Pared, del 11 al 13 de febrero.